Los secretos del rescate de Ingrid Betancourt

Los secretos del rescate de Ingrid Betancourt

La misión más audaz de la que se tenga memoria estuvo en peligro por una impensada razón. Un libro revela cómo se gestó la operación Jaque.

HACE POCO MAS DE UN AÑO. Ingrid Betancourt sonríe tras ser liberada, junto al enfermero William Pérez. REUTERS
25 Julio 2009
BOGOTA, Colombia.- La imagen de Ingrid Betancourt sonriente y con el pelo trenzado por sobre su frente pasó a la posteridad. El 2 de julio del año pasado, un comando de inteligencia rescató a 15 rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La Operación Jaque, que devolvió la libertad a la franco colombiana, a tres asesores antidrogas de Estados Unidos y a 11 soldados y policías conmocionó al mundo. Pero estuvo en peligro por la más impensada de las razones: la rebelión de los propios cautivos.

Así lo relata Juan Carlos Torres, autor del libro "Operación Jaque. La verdadera historia". Días antes de la audaz misión, los guerrilleros habían agrupado a los secuestrados en la jungla; éstos  pensaban que iban a liberarlos. Pero sus esperanzas se difuminaron cuando les dijeron que simplemente iban a ser trasladados por una misión humanitaria a otro frente de la guerrilla.

Por eso, el aterrizaje de aquel helicóptero blanco los llenó de rabia. Estaban desesperados. Incluso, cuando les comunicaron que los trasladarían esposados, se negaron a abordar la nave.

"Por favor, colaboren", les rogaba la falsa enfermera. Ellos respondían con gritos e insultos. El tiempo pasaba y aumentaba el nerviosismo. Finalmente, uno de los miembros de la misión se acercó a un norteamericano y le reveló en secreto que era miembro del Ejército colombiano. Entonces, el rehén se dejó poner las esposas.

Los otros le siguieron. El helicóptero despegó y, una vez en vuelo, los activistas neutralizaron a los guerrilleros y soltaron a los cautivos. "Somos el Ejército Nacional. Están en libertad"... El episodio, que no duró más de media hora, fue planeado durante tres meses. Pero detrás hay años de infiltración en las comunicaciones.

La base del plan -explica Torres al diario "El País", de España, donde se presentó recientemente su libro- fue el engaño electrónico, que consiste en penetrar las comunicaciones del enemigo para luego suplantarlo, haciéndole creer que habla con su contacto habitual cuando en realidad está charlando con el agente.

Todos los días, el Mono Jojoy, jefe militar de las FARC, se comunicaba a través de sus radiooperadores con los cinco frentes a su cargo, entre ellos el de César, el guerrillero que tenía a Betancourt y al resto. El equipo de inteligencia pudo suplantar a los radiooperadores con agentes que tenían voces similares y fijó nuevas frecuencias.

Así le dieron a César la instrucción de mover a los rehenes. Contrarreloj, por temor a que se destapara el engaño, se formó la misión de rescate. Finalmente, se pudo concluir con éxito el rescate. (Especial)

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