20 Julio 2009
CUESTION DE PESO. Referentes del oficialismo creen que el principal desafío será mantener unido al bloque. DYN
Toda derrota electoral desencadena reacomodamientos políticos y el kirchnerismo, como perdedor en los comicios del 28 de junio, es consciente de la nueva realidad que le toca afrontar.
Unas cuantas horas luego de conocido el resultado, la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, reconoció que a partir del 10 de diciembre, cuando asuman los diputados y los senadores electos, se iniciaría otra etapa en el Congreso. Incluso, repasó cómo quedará compuesto el Parlamento. "En el Senado, de 37 senadores que teníamos, quedamos en 35. Y bajamos de posibles aliados de 6 a 4. En Diputados, donde teníamos la primera minoría, teníamos 115 propios y 22 aliados. Ahora, tenemos 107, con 27 posibles aliados", detalló.
La jefa de Estado también admitió que la estrategia del oficialismo deberá ser otra durante los dos años que restan de mandato. "Esto va a exigir ejercicios de consenso para lograr gobernabilidad. Cuando uno no tiene gobernabilidad, construir consenso también depende de las otras partes", sintetizó.
Los representantes tucumanos en el Congreso no son ajenos a estos cambios. De hecho, los propios oficialistas reconocen que se cerró una etapa en la que el kirchnerismo imponía la agenda parlamentaria. "El Congreso será, en última instancia, quien dé forma de ley al proceso de diálogo abierto por el Gobierno nacional con todas las fuerzas políticas", sintetizó la diputada Stella Maris Córdoba, que iniciará otro mandato por cuatro años en diciembre. La senadora Delia Pinchetti de Sierra Morales, ex Fuerza Republicana, fue más gráfica. "Los resultados electorales no sólo tuvieron en lo inmediato como lógico colofón caras largas en el oficialismo de ambas cámaras, sino un obligado cambio de actitud de esas mayorías para asegurarse la gobernabilidad. El temor a la pérdida del poder y un posible caos político fue la verdadera razón del llamado al diálogo, que se montó como una obra de teatro", ironizó. La opositora, cuyo mandato vencerá en diciembre, está convencida de que la realidad política es otra. "La vulnerabilidad del país amerita actitudes de grandeza de todos, tengo fe en que el oficialismo y la oposición recogerán el guante y le podrán demostrar a la ciudadanía que otro país es posible", concluyó.
Unas cuantas horas luego de conocido el resultado, la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, reconoció que a partir del 10 de diciembre, cuando asuman los diputados y los senadores electos, se iniciaría otra etapa en el Congreso. Incluso, repasó cómo quedará compuesto el Parlamento. "En el Senado, de 37 senadores que teníamos, quedamos en 35. Y bajamos de posibles aliados de 6 a 4. En Diputados, donde teníamos la primera minoría, teníamos 115 propios y 22 aliados. Ahora, tenemos 107, con 27 posibles aliados", detalló.
La jefa de Estado también admitió que la estrategia del oficialismo deberá ser otra durante los dos años que restan de mandato. "Esto va a exigir ejercicios de consenso para lograr gobernabilidad. Cuando uno no tiene gobernabilidad, construir consenso también depende de las otras partes", sintetizó.
Los representantes tucumanos en el Congreso no son ajenos a estos cambios. De hecho, los propios oficialistas reconocen que se cerró una etapa en la que el kirchnerismo imponía la agenda parlamentaria. "El Congreso será, en última instancia, quien dé forma de ley al proceso de diálogo abierto por el Gobierno nacional con todas las fuerzas políticas", sintetizó la diputada Stella Maris Córdoba, que iniciará otro mandato por cuatro años en diciembre. La senadora Delia Pinchetti de Sierra Morales, ex Fuerza Republicana, fue más gráfica. "Los resultados electorales no sólo tuvieron en lo inmediato como lógico colofón caras largas en el oficialismo de ambas cámaras, sino un obligado cambio de actitud de esas mayorías para asegurarse la gobernabilidad. El temor a la pérdida del poder y un posible caos político fue la verdadera razón del llamado al diálogo, que se montó como una obra de teatro", ironizó. La opositora, cuyo mandato vencerá en diciembre, está convencida de que la realidad política es otra. "La vulnerabilidad del país amerita actitudes de grandeza de todos, tengo fe en que el oficialismo y la oposición recogerán el guante y le podrán demostrar a la ciudadanía que otro país es posible", concluyó.