Cuestión de conveniencia

Cuestión de conveniencia

Por Fabio Ariel Ladetto -Redacción LA GACETA.

01 Julio 2009

Hace poco más de tres años, Juan Manzur tuvo su prueba de fuego político, de la cual dependía su futuro. Como presidente de la Convención Constituyente sancionó una nueva Carta Magna provincial que todavía está siendo cascoteada en los tribunales y cuyas cláusulas transitorias fueron desoídas por parte de la Legislatura -la que él presidió hasta ayer-, respecto de los plazos para la sanción de normas reglamentarias.
En contraste, Manzur se benefició de los artículos de la nueva Constitución (como antes lo hicieron otros legisladores). Concretamente, del inciso 27 del artículo 67 de la Ley Fundamental tucumana, por el cual la Cámara puede "conceder o rechazar las licencias de carácter especial" que solicitaren el gobernador o su vice. Esa es una creación de la reforma de 2006. La Constitución de 1991 sólo preveía que se aprobaran o se denegaran "licencias temporales para salir de la provincia" (artículo 63, inciso 22), lo que no contemplaba ejercer un cargo en otro lugar.
El mismo Manzur, que aprovecha lo que le conviene, no atiende la exigencia constitucional de sancionar la Ley de Acefalía, que debía ser votada hasta diciembre de 2006 y que aún no fue tratada. En esa norma, por ejemplo, se podría haber dispuesto una elección complementaria en caso de vacancia por cualquier motivo, cuando aún faltan más de dos años hasta el final de su mandato provincial.
Si no se lo extraña, su partida mostrará la fragilidad de la doble y difusa figura del vicegobernador, que es miembro del Poder Ejecutivo y presidente del Legislativo. En los hechos, se vuelve a lo que ocurría antes de 1991, cuando el sucesor natural del gobernador era el titular de la Cámara elegido por sus pares. Juan Manzur, el mismo que renovó la Constitución provincial, puede ser el que evidencie, también, su debilidad.

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