El estilo autoritario de los K entró en crisis tras un prolongado período de desgaste
Por Carlos Abrehu - Secretario General de Redacción.
La ciudadanía asestó un duro revés al kirchnerismo en distintas partes del país. La votación de ayer confirmó que el estilo autoritario de gestión abrió una brecha entre el poder y la sociedad, que data del 15 de marzo de 2008 cuando aplicó las retenciones móviles a los granos. En ese escenario de crisis, el peronismo privilegió a las figuras enfrentadas con la Casa Rosada, como Francisco de Narváez y Carlos Reutemann. Este y Mauricio Macri se posicionan en la primera fila de los candidatos presidenciales del espacio crítico al matrimonio K. Del lado de los kirchneristas vencedores, se ubicó el gobernador José Alperovich, que ratificó su hegemonía electoral. Recuperó las dos bancas de senadores de la mayoría, pero no consiguió las cuatro diputaciones. Se le quemaron los papeles al encuestador oficial Hugo Haime. El ruralista Juan Casañas le arrebató el cuarto escaño y capitalizó el descontento de los productores con Alperovich. La sociedad con el radical José Cano prosperó, pese a las maniobras de confusión alentadas por la Casa de Gobierno, a través de Palina-Parajón y de Kuchar del Moral-Lobo Aragón. El dueto Cano-Casañas sumó para consolidar el Acuerdo Cívico y Social como fuerza política de alcance nacional, ámbito dentro del cual emergió con nitidez la imagen de Julio Cobos. El segundo semestre plantea desafíos inquietantes al Gobierno de los K en la economía y en la política. Si desoye a las urnas, enfrentará severos problemas.