Sus hijos cargan una herencia muy pesada

En 2006, por primera vez, Prince Michael I y Paris Katherine, mostraron sus caras sin barbijos ni máscaras. Tenían 10, 9 y siete años, respectivamente, cuando su padre, Michael Jackson, permitió que los fotografiaran sin protegerlos.
En 1996, cuando se supo que se había casado con su enfermera Debbie Rowe, pocos creyeron que fuera algo serio. La ceremonia fue discreta, se hizo en Sydney, Australia, lejos de las candelarias a las que él aún estaba habituado. Pero cuando nació Prince I, la sorpresa fue mayor, Y más todavía cuando se supo que se había tratado de un caso de fertilización asistida.
Tiempo después, en 2002, Jackson escandalizó al mundo cuando se asomó por la ventana de un hotel y simuló arrojar a uno de sus hijos, cuando todavía era un bebé. Tuvo que pedir disculpas públicas por el mal momento que le hizo pasar a quienes esperaban verlo desde abajo y se llevaron un terrible susto con su juego.
Luego, de una relación de la que no se conocen detalles, Michael se convirtió en padre de Prince Michael II, hoy de 7 años.

Aislados del mundo
Los chicos, sin embargo, no van al colegio, no tienen relación con sus madres, no juegan con otros niños. Su padre les compró un tigre cachorro para que se entretuvieran y jugaba con ellos constantemente. Veían dibujos animados y les cantaba canciones infantiles. Hasta dormían  en la misma habitación.
El cantante generalmente usaba extraños modos para mantener a sus hijos bajo el anonimato y por seguridad, los tapaba con telas extravagantes y bufandas para que no fueran fotografiados.

En 1995 tenía 13 años y quedé impactado por la campaña del retorno de Michael Jackson, después de todo el calor que suscitaron los alegatos de abuso infantil en 1993. En la campaña, soldados de todo el mundo confluían para saludarlo como el más respetado de los generales y al final develaban una estatua gigante. Fue ahí cuando me interesé -y debo admitir, me obsesioné- con este ser, tan extraño, tan imperfecto y tan talentoso.
Canciones como "Scream" (Gritar), un dúo con video espacial con su hermana Janet, hacían que cualquier adolescente se identificara, por la presión que a uno lo "hacía querer gritar" (como dice el estribillo). Así, puedo recordar muchas de sus piezas que son verdaderos himnos.
Además, bailar, verlo bailar, e intentar bailar como él, en especial "Billie Jean". Yo me asustaba con "Thriller", pero no podía dejar de ver el video. Me compré siempre todo lo que pude; lo que más caro me salió fue un box con un DVD de la gira "Dangerous" y cuatro discos de antología más inéditos, en tapa de cuero. Se acaba morir la persona que más admiro, la que siempre contesto cuando me preguntan a quién quisiera conocer. En este momento apagué mi teléfono, todos mis amigos y conocidos me estaban llamando para darme el pésame. No puedo hablar, sinceramente me corren lágrimas sin parar porque no puedo creer que no voy a verlo. Estaba organizando con mi hermana, que vive en España, para ir a verlo en uno de los conciertos que iba a dar en Inglaterra. Voy a tardar en caer. No puedo creer que voy a tener que aceptar que nunca lo voy a ver. El año pasado la vi a Madonna y no me emocioné ni la mitad de lo que me emociona hasta el día de hoy sólo escuchar una canción de Michael. Me sé de memoria todas sus canciones desde que es solista, y muchas de las que cantaba con sus hermanos.
Y las cito, porque me llevan directamente a mi cuarto; cuando tenía entre 13 y 17 años, sobre todo,  y que me sentía tan raro como él.
Ahora entiendo lo que sintieron los que vivieron la muerte de John Lennon. Como dice su canción, "se fue demasiado rápido".