17 Junio 2009
En el desarrollo del lenguaje son esenciales los dos primeros años de vida. El lenguaje se estimula a través de la comunicación del niño con otras personas: con la madre y con todos los que los cuidan, que están cerca y que le hablan.
Junto con las palabras de un ser humano el niño recibe otros estímulos: afecto, sensaciones de amor o de enojo que se le transmite.
Para develar cuál es el efecto que un medio masivo como la TV ejerce en los primeros años de vida, investigadores de la Universidad de Washington y del Instituto de Investigación Infantil de Seattle (Estados Unidos) estudiaron 329 niños de entre dos meses y cuatro años expuestos a la TV.
Bajo el mando del médico Dimitri Christakis, se insertaron en las ropas de los bebés dispositivos digitales durante dos años para registrar todo lo que los pequeños escuchaban o decían. Estas grabaciones fueron sometidas luego a un programa específico de reconocimiento de voz que clasificó los sonidos y contaba las palabras de los adultos y las vocalizaciones de los chicos. También decodificaba las conversaciones e interacciones entre los niños y sus padres.
Los resultados son contundentes: por cada hora diaria de exposición a la TV los chicos decían 770 palabras menos, un 7% del total de lo que oía el chico de un adulto durante una sesión de grabación. A su vez, se observó que había una disminución en las vocalizaciones de los pequeños y en el número de conversaciones entre los adultos y los niños.
Los investigadores del trabajo publicado en la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, concluyeron que estas reducciones se debían a que los chicos eran dejados solos frente a la pantalla, o que aun estando los adultos presentes estos no interactuaban de forma correcta con los niños porque estaban distraídos con la programación. "Un televisor no le habla al chico; emite una cantidad de imágenes y sonidos perjudiciales para la formación del aparato psíquico de un niño. Además se invierte la función primordial de los primeros tiempos de la vida de un niño: El niño debe ser mirado y escuchado, en cambio se lo obliga a mirar a él", sostiene la psicoanalista especialista en niños y adolescentes y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Sara Zusman de Arbiser.
Junto con las palabras de un ser humano el niño recibe otros estímulos: afecto, sensaciones de amor o de enojo que se le transmite.
Para develar cuál es el efecto que un medio masivo como la TV ejerce en los primeros años de vida, investigadores de la Universidad de Washington y del Instituto de Investigación Infantil de Seattle (Estados Unidos) estudiaron 329 niños de entre dos meses y cuatro años expuestos a la TV.
Bajo el mando del médico Dimitri Christakis, se insertaron en las ropas de los bebés dispositivos digitales durante dos años para registrar todo lo que los pequeños escuchaban o decían. Estas grabaciones fueron sometidas luego a un programa específico de reconocimiento de voz que clasificó los sonidos y contaba las palabras de los adultos y las vocalizaciones de los chicos. También decodificaba las conversaciones e interacciones entre los niños y sus padres.
Los resultados son contundentes: por cada hora diaria de exposición a la TV los chicos decían 770 palabras menos, un 7% del total de lo que oía el chico de un adulto durante una sesión de grabación. A su vez, se observó que había una disminución en las vocalizaciones de los pequeños y en el número de conversaciones entre los adultos y los niños.
Los investigadores del trabajo publicado en la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, concluyeron que estas reducciones se debían a que los chicos eran dejados solos frente a la pantalla, o que aun estando los adultos presentes estos no interactuaban de forma correcta con los niños porque estaban distraídos con la programación. "Un televisor no le habla al chico; emite una cantidad de imágenes y sonidos perjudiciales para la formación del aparato psíquico de un niño. Además se invierte la función primordial de los primeros tiempos de la vida de un niño: El niño debe ser mirado y escuchado, en cambio se lo obliga a mirar a él", sostiene la psicoanalista especialista en niños y adolescentes y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Sara Zusman de Arbiser.
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