El cine transformó los valles

El cine transformó los valles

En el corazón de Amaicha del Valle, el director Fernando Spiner está culminando el rodaje de "Aballay", un western criollo basado en un cuento del escritor Antonio Di Benedeto. LA GACETA participó de una jornada de filmación y entrevistó al director, al productor y a los protagonistas Pablo Cedrón y Nazareno Casero.

EN PLENO RODAJE. El director de “Aballay”, Fernando Spiner (que en la película interpreta a un militar), controla los detalles de una de las escenas en las que aparece una vieja diligencia.LA GACETA / OSVALDO RIPOLL EN PLENO RODAJE. El director de “Aballay”, Fernando Spiner (que en la película interpreta a un militar), controla los detalles de una de las escenas en las que aparece una vieja diligencia.LA GACETA / OSVALDO RIPOLL
07 Junio 2009

Amaicha del Valle.- (Enviado especial Rodolfo Casen).- La pintoresca geografía local es el escenario privilegiado en el que una producción cinematográfica porteña recrea la historia del gaucho Aballay, un personaje del cuento homónimo de Antonio Di Benedeto. La dirección del trabajo, que tiene un presupuesto de 4 millones de pesos, está a cargo del cineasta Fernando Spiner. La producción, en tanto, corresponde al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y a las empresas Boya Films y El Otro Yo, de Alejandro Piñeyro. Los roles protagónicos están a cargo de los actores Pablo Cedrón  (Aballay) y Nazareno Casero (Julián). También actúan Claudio Rissi, Gabriel Goity, Luis Ziembrovsky, Moro Anghileri  y Horacio Fontova.
El acontecimiento cinematográfico transformó la vida de los lugareños, muchos de los cuales tuvieron la oportunidad impensada de ser parte de la producción ya sea como extras o como prestadores de servicio. En realidad, casi toda la gente de este pueblo terminó involucrada de una u otra manera con la labor fílmica: desde herreros y carpinteros que construyeron parte de la infraestructura montada, hasta albañiles que ayudaron a reconstruir un pueblo, o mujeres abocadas al lavado de la utilería y las ropas de los visitantes.
La inyección monetaria también contribuyó a estimular los ánimos de los vecinos, entusiasmados con esta enorme posibilidad de promoción que tiene el pueblo. “Estamos contentos y orgullosos de que hayan elegido nuestro valle para hacer este filme. Desde que se lo comenzó a hacer, la comunidad se mostró más viva. Hasta se abrieron locales de comidas que estaban cerrados”, comentó Mario Quinteros, un vecino de Amaicha.  

Estreno
La filmación, que se inició a mediados de abril, está en su tramo final  y podría ser estrenada en este mismo lugar a principios del año próximo. Por lo menos esa es la idea que maneja Pablo Salomón, de la productora Boya Films. “Pretendemos que la gente se vea con el deslumbrante paisaje    en que vive. Es una forma también de devolverles todo el apoyo que nos brindaron”, apuntó. LA GACETA  fue testigo de las últimas tomas fílmicas que se registran en Tío Punco, ubicado a unos 15 kilómetros al oeste de esta comunidad. Durante las 36 jornadas de filmación previstas, “Aballay” tuvo hasta ayer tres lugares de filmación: El Paraíso, Tío Punco y El Remate. Por día se movilizan unas 60 personas.  El proyecto cinematográfico fue premiado por el Incaa, en el marco de las actividades previstas por el Bicentenario de la Revolución de Mayo.

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Razones de un lugar
“Aballay es el título provisorio de esta película western criollo  que en vez de un cowboy lógicamente, tiene un gaucho. “Posee códigos que la transforman en un género clásico: contiene duelo, diligencias, buenos toques de violencia y una historia con un desarrollo interesante” explicó Salomón.
¿Por qué se eligió Amaicha? 
“Las razones son tres: una tiene que ver con la geografía. Es absolutamente imponente, perfecta para el western. En este género la geografía tiene la fuerza de un personaje más y se relaciona con el desarrollo de la historia. La segunda razón es porque no llueve. Y no es una cuestión menor. Estamos haciendo una película que tiene 36 jornadas de filmación y el 85% son en exteriores. Por lo tanto el factor sequía fue clave”, comentó Salomón. Refirió que el tercer factor se vincula con el hecho de  que los escenarios donde están filmando se encuentran cerca del centro logístico que es el pueblo. “Esto nos permite estar muy cómodamente instalados ahí y tener a 30 minutos de distancia unas locaciones impresionantes para filmar. También es importante el apoyo e interés que demostró el Ente de Turismo. Estuvimos recorriendo Mendoza y otras provincias. Pero aquí las condiciones se dieron mucho mejor”, enfatizó el productor.
El despliegue cinematográfico no sólo deja beneficios económicos en el pueblo, sino también otros que se constituyen en obras valiosas para los lugareños, como los caminos abandonados que fueron dejados en buenas condiciones. También un pequeño poblado reconstruido con una “pulpería”. “Son obras que quedan como huellas de nuestro trabajo y para que puedan ser visitadas por los turistas”, advirtió Salomón.

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