23 Mayo 2009
Los quioscos siempre están a mano, aparecen justo cuando uno necesita comprar algo y se encuentran cerca de la casa o del trabajo. Por eso sacan de apuro a muchas personas, como a Juan Martín, un estudiante jujeño que aseguró: "siempre tienen lo que uno busca cuando lo busca: galletas para cuando se tiene hambre o una gaseosa para compartir con los amigos". Los quioscos son, además, una tentación perpetua: pocos clientes, ante el mostrador, no compran más cosas de las que fueron a buscar. Una encuesta nacional reveló que casi la mitad de los argentinos (el 46 %) concurre a un quiosco al menos una vez por día.
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