23 Mayo 2009
FIDELIDAD. Los clientes dicen que el quiosco los saca de apuros. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ
La tentación la domina cada vez que está frente al mostrador. No puede resistirse y termina dejándose vencer. Laura Córdoba, una empleada de comercio que trabaja en Barrio Sur, va todos los días a un quiosco de 9 de Julio primera cuadra a comprar cigarrillos. "¡Pero no puedo conmigo misma!", exclama entre risas. "Siempre termino llevándome unos chicles o un paquete de galletas o una botellita de agua... Es que cuando estoy ahí se me da por pensar que tengo que aprovechar el momento para comprar cosas que después voy a necesitar", se justifica.
Las palabras de esta mujer de 32 años reflejan lo que sienten muchas personas con respecto a los quioscos, esos comercios que siempre están a mano, que aparecen justo cuando uno necesita comprar algo, y que se encuentran cerca del trabajo o de la casa. Una encuesta realizada por TNS Gallup Argentina en todo el país revela que este tipo de locales genera un hábito muy frecuente de consumo entre los argentinos y que parece constituir una tradición tan arraigada en la vida cotidiana como la de comer un asado o tomar mate.
De acuerdo con el estudio -titulado "El quiosco, parte de la vida cotidiana de los argentinos"-, para el 70% de la población, la elección del quiosco se basa en que está cerca de su hogar. El 18% afirma que recurre a este tipo de comercio porque le queda de paso, y el 13 %, por tradición.
La encuesta destaca que, a pesar de la desaceleración que se produjo en el consumo en general, los productos de la canasta básica siguen ubicandose entre los que más demanda tienen y que los quioscos son uno de los principales motores de esta situación.
Por otra parte, el 64 % de las personas que concurre diariamente al quiosco tienen entre 18 y 24 años, mientras que los mayores de 65 constituyen sólo el 23 %. Además, el 52 % de los entrevistados reconoce que cuando está frente al mostrador adquiere productos que no tenía pensado llevar inicialmente. Por último, ocho de cada 10 personas dicen que van al quiosco por lo menos una vez por semana, y un 46 % afirma que lo hace todos los días, lo que demuestra la preeminencia de estos comercios en las preferencias de los consumidores.
Comportamiento
Marcelo Sosa lleva 15 años atendiendo un quiosco de Mendoza al 400. Según afirma, esta década y media en el rubro le da autoridad para opinar sobre el comportamiento de los clientes. "Es muy raro que una persona se lleve solamente un producto. Unicamente lo hace si viene con el dinero justo. En la mayor parte de los casos, llevan una o dos cosas más. Pero esto pasa por dos situaciones: o lo hacen porque se tientan, o porque no les queda otro remedio. Muchas veces nosotros no tenemos cambio y les tenemos que pedir que se lleven algo más. Yo siempre trato de dar vuelto, pero la falta de monedas es terrible", asegura.
Este es otro punto que destaca el estudio de TNS Gallup. Debido a la situación que describe Sosa, ocho de cada 10 entrevistados dice que acepta llevarse otro producto cuando se lo ofrecen a cambio del vuelto.
Sonia Cisneros, que atiende un quiosco en San Martín al 300, aclara que gran parte de las ventas de estos comercios se basa en los clientes fijos. "Nosotros trabajamos mucho con empleados de oficinas que están en la zona. Ellos vienen todos los días y, en general, se llevan productos que no salen más de $ 1, como chicles o caramelos. Esa es una venta fija. Durante el fin de semana, cuando no hay actividad, bajan mucho las ventas y eso nos da la pauta de que el cliente ocasional, el que pasa por la calle, es la minoría", explica.
El quiosco de Crisóstomo Alvarez al 400 siempre saca de apuros a Juan Martín. Este estudiante universitario salteño de 19 años afirma: "en el súper se puede comprar muchas cosas, pero en el quiosco uno consigue lo que realmente necesita en un momento determinado: galletas para cuando tiene hambre o una gaseosa o una cerveza para tomar con los amigos".
Las palabras de esta mujer de 32 años reflejan lo que sienten muchas personas con respecto a los quioscos, esos comercios que siempre están a mano, que aparecen justo cuando uno necesita comprar algo, y que se encuentran cerca del trabajo o de la casa. Una encuesta realizada por TNS Gallup Argentina en todo el país revela que este tipo de locales genera un hábito muy frecuente de consumo entre los argentinos y que parece constituir una tradición tan arraigada en la vida cotidiana como la de comer un asado o tomar mate.
De acuerdo con el estudio -titulado "El quiosco, parte de la vida cotidiana de los argentinos"-, para el 70% de la población, la elección del quiosco se basa en que está cerca de su hogar. El 18% afirma que recurre a este tipo de comercio porque le queda de paso, y el 13 %, por tradición.
La encuesta destaca que, a pesar de la desaceleración que se produjo en el consumo en general, los productos de la canasta básica siguen ubicandose entre los que más demanda tienen y que los quioscos son uno de los principales motores de esta situación.
Por otra parte, el 64 % de las personas que concurre diariamente al quiosco tienen entre 18 y 24 años, mientras que los mayores de 65 constituyen sólo el 23 %. Además, el 52 % de los entrevistados reconoce que cuando está frente al mostrador adquiere productos que no tenía pensado llevar inicialmente. Por último, ocho de cada 10 personas dicen que van al quiosco por lo menos una vez por semana, y un 46 % afirma que lo hace todos los días, lo que demuestra la preeminencia de estos comercios en las preferencias de los consumidores.
Comportamiento
Marcelo Sosa lleva 15 años atendiendo un quiosco de Mendoza al 400. Según afirma, esta década y media en el rubro le da autoridad para opinar sobre el comportamiento de los clientes. "Es muy raro que una persona se lleve solamente un producto. Unicamente lo hace si viene con el dinero justo. En la mayor parte de los casos, llevan una o dos cosas más. Pero esto pasa por dos situaciones: o lo hacen porque se tientan, o porque no les queda otro remedio. Muchas veces nosotros no tenemos cambio y les tenemos que pedir que se lleven algo más. Yo siempre trato de dar vuelto, pero la falta de monedas es terrible", asegura.
Este es otro punto que destaca el estudio de TNS Gallup. Debido a la situación que describe Sosa, ocho de cada 10 entrevistados dice que acepta llevarse otro producto cuando se lo ofrecen a cambio del vuelto.
Sonia Cisneros, que atiende un quiosco en San Martín al 300, aclara que gran parte de las ventas de estos comercios se basa en los clientes fijos. "Nosotros trabajamos mucho con empleados de oficinas que están en la zona. Ellos vienen todos los días y, en general, se llevan productos que no salen más de $ 1, como chicles o caramelos. Esa es una venta fija. Durante el fin de semana, cuando no hay actividad, bajan mucho las ventas y eso nos da la pauta de que el cliente ocasional, el que pasa por la calle, es la minoría", explica.
El quiosco de Crisóstomo Alvarez al 400 siempre saca de apuros a Juan Martín. Este estudiante universitario salteño de 19 años afirma: "en el súper se puede comprar muchas cosas, pero en el quiosco uno consigue lo que realmente necesita en un momento determinado: galletas para cuando tiene hambre o una gaseosa o una cerveza para tomar con los amigos".
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