"Lo más importante es contar historias"

"Lo más importante es contar historias"

Hermenegildo Sábat habló de la tensión entre el texto y la imagen.

GARDEL. Para Sábat, el dibujo es una excusa para desentrañar mitos. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ GARDEL. Para Sábat, el dibujo es una excusa para desentrañar mitos. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ
21 Mayo 2009
Desde hace años retrata la realidad política argentina como pocos pueden hacerlo: sin palabras. Porque lo suyo es mirar  y dibujar. Una tarea que no resulta nada sencilla, sobre todo cuando la realidad cambia drásticamente. "Uno tiene que contar con la complicidad del lector", asegura Hermenegildo Sábat. Y es cierto. En sus dibujos existe ese guiño cómplice que permite, con pocos trazos, contar una historia. "Se pueden generar imágenes a partir de datos ciertos y fríos", dice en su charla telefónica con LA?GACETA.

- ¿En su trabajo se cumple eso de que una imagen vale más que mil palabras?
- No... no siempre es así. Depende. Quizá una fotografía sí, pero un dibujo, no sé. Hay que tratar de que las circunstancias y la buena suerte nos ayuden a escapar de esta premisa. Lo importante, tanto con la imagen como con las palabras, es contar una historia. Es decir, en mi trabajo no hay palabras. Pero a los cuadros hay que identificarlos, hay que ponerles título. Y se arma lío siempre con eso.

- ¿Y el lector cómo lo toma?
- Resulta difícil saberlo. Lo curioso es que, los que desarrollamos esta actividad, no tenemos una respuesta inmediata de los lectores hacia nuestro trabajo. Igualmente procuramos ser respetuosos con los hechos que se nos ofrecen a diario. De todas formas, la situación del día a día es muy monótona; por eso hay que auscultar muy bien los intersticios de la realidad para hacer un trabajo más entretenido.

- ¿Que parte de la realidad le pega más fuerte?
-Depende de las noticias, del día y del material que uno esté tratando. Una cosa que me gusta mucho son las secuencias. Este recurso es muy efectivo con aquellas noticias que tienen una continuidad y que la gente las sigue, porque se logra esa complicidad de la que hablé al principio de la charla. Con las secuencias uno puede contar pequeñas historias, que rompen un poco con la mera ilustración. Si el trabajo se realiza siempre a través de los retratos, todo resulta muy monótono y habla muy mal de nosotros mismos.

- ¿El dibujo da más libertad o le pone límites?
- No. Hay ciertas cosas que pasan de una manera muy... delicada, precisamente porque no hay palabras. Es ese el asunto. La confusión empieza con las palabras. Es horrible, pero es así.  Lo que sí es cierto es que el dibujo permite hablar con más libertad de ciertos temas. En la historia reciente de nuestro país, por ejemplo, hubo momentos muy duros. Y cuando uno se pone a hacer replay, inevitablemente se pregunta: ¿cómo fue que me salvé? (risas)

- ¿Pero alguna vez dijo cosas que no gustaron en ciertos niveles?
- No digo que mis trabajos hayan pasado inadvertidos. Igualmente creo que este tipo de trabajos no generan una revolución si tampoco sirven para dar cátedra. Sólo pretende entretener a la gente. Creo que la observación de lo que uno hace cotidianamente es una observación también del momento social que se vive. Y, por supuesto, eso se refleja en los dibujos.

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