30 Abril 2009
"Me gustaría volver a ver un partido en La Ciudadela"
El inolvidable arquero rompió el silencio y habló del partido que cambió su vida. Por Miguel Décima - Redacción de LA GACETA.

"Dios sabe que en ese partido no hice nada. No sabía defenderme porque era un muchacho del campo y por eso opté por irme. Eso es todo". Con voz entrecortada, Juan Horacio Maguna rompió el silencio. El arquero desapareció la misma tarde que San Martín quedó eliminado por Atlético Concepción en un minitorneo que clasificaba un equipo tucumano para disputar la primera edición de la "B" Nacional. El "Negro", como lo llamaban en la tribuna, después de casi 23 años habló con LA GACETA.
- ¿Qué recuerda de aquel partido?
- El dolor reaparece cada vez que pienso en aquella tarde fatídica. Después de saber lo que hablaban de mí sentí mucha vergüenza. No soy rencoroso y todo lo dejo para Dios. Por eso siempre estuve tranquilo. Nunca hice cosas raras.
- ¿Por qué desapareció?
- Tenía mucha vergüenza y por eso dejé el fútbol. En esos tiempos no sabía cómo podía defenderme de las injurias de las que fui víctima. Ni siquiera recurrí a un abogado para defenderme. Ese partido me cambió la vida.
- ¿A qué se refiere?
- Por esa situación sufrieron mucho mis padres, mi señora y sobre todo mi hijo Juan Horacio, porque cuando estudiaba no fueron pocos los que le hacían recordar ese partido. Hasta tuve que llevarlo a un psicólogo para que pudiera superar el trauma.
- Cuesta entender su desaparición si no había hecho nada malo...
- La razón es muy simple. En aquellos momentos sabía que podía ser figura en 120 partidos consecutivos, pero si fallaba en uno, todo el mundo iba a pensar mal de mí. Ese partido me marcó para toda la vida y nunca tuve los elementos necesarios para demostrarles que estaban equivocados.
-¿Qué fue de su vida desde aquel momento?
- A los 29 años no me quedó otra que salir a buscar un trabajo. Conseguí un puesto en los ferrocarrilles y me fui a vivir a Chaco.?Allí estuve 10 años. Después hice el curso de técnico y trabajé en escuelitas de fútbol y hasta llegué a dirigir equipos de la liga chaqueña. Hace muy poco regresé a Las Cejas, mi pueblo natal. Hoy estoy trabajando como entrenador de arqueros junto con César Soria, que es el técnico del plantel liguista de La Florida.
- ¿Concurre a La Ciudadela para ver los encuentros del equipo en Primera?
- No, pero me desvivo por ir al estadio. Si no lo hice hasta el momento es porque tengo mucha vergüenza.
- ¿A qué le teme que no quiere ir a la cancha?
- No les tengo miedo a los chicos, sino a los más grandes, a que al descubrirme griten ?ahí va el reducido?. Es una situación que me duele, porque me gustaría volver a La Ciudadela para ver un partido. Ahora tengo que conformarme con seguir al equipo por televisión y gritar cada gol en casa con mi familia.
- ¿Qué recuerda de aquel partido?
- El dolor reaparece cada vez que pienso en aquella tarde fatídica. Después de saber lo que hablaban de mí sentí mucha vergüenza. No soy rencoroso y todo lo dejo para Dios. Por eso siempre estuve tranquilo. Nunca hice cosas raras.
- ¿Por qué desapareció?
- Tenía mucha vergüenza y por eso dejé el fútbol. En esos tiempos no sabía cómo podía defenderme de las injurias de las que fui víctima. Ni siquiera recurrí a un abogado para defenderme. Ese partido me cambió la vida.
- ¿A qué se refiere?
- Por esa situación sufrieron mucho mis padres, mi señora y sobre todo mi hijo Juan Horacio, porque cuando estudiaba no fueron pocos los que le hacían recordar ese partido. Hasta tuve que llevarlo a un psicólogo para que pudiera superar el trauma.
- Cuesta entender su desaparición si no había hecho nada malo...
- La razón es muy simple. En aquellos momentos sabía que podía ser figura en 120 partidos consecutivos, pero si fallaba en uno, todo el mundo iba a pensar mal de mí. Ese partido me marcó para toda la vida y nunca tuve los elementos necesarios para demostrarles que estaban equivocados.
-¿Qué fue de su vida desde aquel momento?
- A los 29 años no me quedó otra que salir a buscar un trabajo. Conseguí un puesto en los ferrocarrilles y me fui a vivir a Chaco.?Allí estuve 10 años. Después hice el curso de técnico y trabajé en escuelitas de fútbol y hasta llegué a dirigir equipos de la liga chaqueña. Hace muy poco regresé a Las Cejas, mi pueblo natal. Hoy estoy trabajando como entrenador de arqueros junto con César Soria, que es el técnico del plantel liguista de La Florida.
- ¿Concurre a La Ciudadela para ver los encuentros del equipo en Primera?
- No, pero me desvivo por ir al estadio. Si no lo hice hasta el momento es porque tengo mucha vergüenza.
- ¿A qué le teme que no quiere ir a la cancha?
- No les tengo miedo a los chicos, sino a los más grandes, a que al descubrirme griten ?ahí va el reducido?. Es una situación que me duele, porque me gustaría volver a La Ciudadela para ver un partido. Ahora tengo que conformarme con seguir al equipo por televisión y gritar cada gol en casa con mi familia.