29 Abril 2009
“Vivimos como en un sótano"
En estos momentos mi vida, la de mis hijos y la de mi esposo están como en un sótano. Aquí las cosas se han puesto difíciles, hasta para conseguir un gel desinfectante de manos. No sé si es tan grave la enfermedad o es mucho el miedo de la gente. Tememos por nuestros seres queridos y nos abalanzamos a las farmacias y a los supermercados en busca de barbijos, desinfectantes, medicinas y mercadería. La rutina ha cambiado. Nuestra tarea ahora es protegernos y sobreprotegernos, sobre todo a los nuestros. En mi caso en particular, no salgo a ningún lado. Tengo un niño de tres años y una bebé de seis meses. Constantemente les lavo las manos, les tomo la temperatura y los baño con jabones desinfectantes. Cuando mi marido llega del trabajo, pasa directamente a darse un baño. Luego levanta a los niños. Quizás sea algo exagerado, pero en estas circunstancias prefiero exagerar a lamentar luego una enfermedad que puede ser mortal. Cabe destacar que en las farmacias ya no se encuentran barbijos ni jabones antisépticos ni geles desinfectantes ni medicinas en general. Espero que la epidemia pueda ser controlada y que todos los que vivimos aquí, y en todo el mundo, pronto podamos retomar nuestras vidas y costumbres. Saludos para todos.
Adriana Mabel Agudo
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“De un minuto a otro cambiaron las cosas”
Vivo en México desde hace 10 años. Mi familia está integrada por Lourdes, mi esposa, Luisita, de 10 años y Juan Diego, de nueve meses. La verdad es que nuestra vida cotidiana cambió radicalmente. Se ve poca gente en las calles. Andamos con barbijos; no nos damos la mano ni nos saludamos con un beso. No hay reuniones sociales ni de ninguna clase. Los chicos no van a la escuela y no podemos ir al cine ni al teatro ni a ver un partido de fútbol. Tampoco podemos subir al transporte público (metro, metrobus o taxis). No podemos dejar de pensar que la gripe porcina es algo muy serio ni creer que uno no se va a contagiar. Entonces, la palabra clave, por ahora, es prevención. A los chicos se los higieniza muchas veces al día. Nos dicen que no hay que salir al aire libre pero, ¿cómo se compra mercadería sin ir al súper? De un minuto a otro hubo que cambiar las cosas. ¿Acaso no se sabía ya esto o se les fue de las manos?
Fabián Rubino
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