“No vamos a permitir que traigan 50 presos a nuestro barrio a dormir. No vamos a convivir con ladrones y violadores”. Norma Bo era una de las indignadas vecinas de barrio 25 de Mayo. Allí, la Dirección de Institutos Penales de la Provincia había acondicionado un galpón para que internos de Villa Urquiza con permisos extramuros sean alojados. Pero el proyecto no prosperó debido a la fuerte oposición de los vecinos.
Todo comenzó ayer a la mañana, cuando Andrea Alderetes vio un camión de Institutos Penales estacionado a la par de su casa, en México y Muñecas. Del interior de la caja del vehículo, un grupo de hombres bajaba varias camas cuchetas y colchones y las depositaba en un galpón. “Me sorprendió muchísimo. Al principio pensé que iban a poner un depósito o algo así. Cuando le pregunté a uno de los señores qué pasaba, me respondió que estaban instalando un albergue para los presos”, contó Alderetes. La decisión de instalar el alojamiento en esa zona se tomó tras una licitación pública, que fue ganada por Patricio Neme, propietario del galpón. El hombre no sospechaba que se iba a encontrar con una aguerrida protesta de sus vecinos.
“Un policía que estaba a cargo de la mudanza nos dijo que no nos preocupáramos porque los presos no iban a estar en el barrio, pues durante el día iban a trabajar. Pero quién garantiza que durante la noche no saldrán a robar o a hacer de las suyas en nuestro barrio“, expresó preocupada Gabriela Maluff. “Además -prosiguió-, intentaban justificarse diciendo que son presos buenos, que los están por dejar en libertad. Pero si son tan buenos, ¿por qué no los mandan a sus casas?”.
Luego de tres horas de protestas, la abogada de Neme se acercó al barrio y dialogó con los vecinos. Para su tranquilidad, les informó que el dueño del galpón había decidido rescindir el contrato, y que se comprometía a no alojar allí presos.
LA GACETA intentó comunicarse con el director de Institutos Penales, Roberto Guyot, y con el ministro de Seguridad Ciudadana, Mario López Herrera, pero no obtuvo resultados.