22 Marzo 2009
Ellos son, en la mayoría de los casos, los emisores. Ellas, las destinatarias. Los hombres son quienes habitualmente dedican los empalagosos piropos a las mujeres. No lo hacen por ser más ingeniosos. Según la sexóloga Amelia del Sueldo Padilla, su conducta obedece a un patrón de conducta típico de los países latinoamericanos.
“Los hombres son los piropeadores porque en una cultura machista como la nuestra se considera que el varón tiene que tener la iniciativa y la mujer tiene que condescender o no”, indicó la especialista.
Del Sueldo Padilla explicó que por esta característica del juego del galanteo está mal visto que sean las mujeres las que envíen el primer piropo en el coqueteo ya que se trata de una actitud “más activa y típicamente viril”.
El galanteo a través de los piropos, sin embargo, en la mayoría de los casos no tiene como destinatario a la pareja. “Es mucho más fácil mostrarse así con una mujer desconocida, porque de alguna manera, el hombre le está pidiendo a una desconocida que apruebe su galanteo”, señaló.
La sexóloga Cecilia Adad señaló que en los últimos años, las mujeres comenzaron a tomar valor y a decir más piropos. “El varón se siente incómodo cuando una mujer le dice un piropo en la calle porque no está acostumbrado a esto. En cambio, la reacción de una mujer ante la misma situación es de indiferencia, a menos que les interese el hombre. En ese caso, sonríen de manera cómplice”, explicó.
Arturo Gómez López, especialista en terapia de pareja, señaló que los cumplidos tienen como único objetivo halagar a una persona querida o a alguien “lindo o linda”.
“Algunos utilizan el piropo como una forma casi cotidiana de halagar a su pareja, y otros lo implementan en ocasiones especiales. La cuestión es agradar y hacerle sentir al otro que, además de bello, nos parece valioso e importante para nuestras vidas”, detalló el especialista.
Herramienta de amor
Los piropos existen desde hace varios siglos y siempre tuvieron el mismo objetivo: halagar a un destinatario, conocido o no, por el que se siente atracción.
Adad dijo, sin embargo, que estas frases románticas, empalagosas y a veces obscenas, van cambiando su paquete de presentación. “Antes solían ser más románticas, más naive. A los piropos se los decía despacito y con algo de vergüenza”, explicó.
En la actualidad, en cambio, los piropos son más explícitos y, según la especialista, también incitan más al sexo. “Son directos porque coinciden con el tipo de relaciones que se entablan: rápidas y directas”, indicó.
Gómez López destacó que los piropos son un recurso a mano, “siempre utilizable”, ideal para usar en cualquier circunstancia y útiles en todo momento. “No hace falta tener dinero para hacer sentir bien a la otra persona. Sólo hay que decir algo que al otro lo halague. Porque, además de endulzar los oídos, un piropo es terapéutico: levanta la autoestima y mejora el humor”, señaló el terapeuta.
Clásicos, modernos o chabacanes
- “Ayer pasé por tu casa y me tiraste con un limón, la fruta quedó en la vereda y el zumo en mi corazón”.
- “Si la felicidad es agua y el amor es fuego ¡Cómo me gustaría ser tu bombero..!”
- “Dios debe estar despistado, porque los ángeles se le están escapando del cielo”.
- “Si besarse es contagiar gérmenes, ¿qué te parece si empezamos la epidemia?”
- “Los niños piden juguetes, los presos su libertad… y yo sólo te pido amor y felicidad”.
- “Bellas son las flores, los perfumes, una canción, pero una mirada tuya no tiene comparación”.
- “Para poder conquistarte, te he comprado un espejo, puesto que luego de ti, lo más bello es tu reflejo”.
- “Quisiera ser papa frita para acompañar ese lomo”.
- “Por vos mataría una ballena a ojotazos”.
- “¿Quién dice que las flores no caminan?”
- “Si esas son las vías, cómo será la estación”.
- “Se te cayó el papel... el que te envuelve, bombón”.
- “Si mirarte es pecado, yo tengo el cielo ganado”.
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