18 Marzo 2009
CONSTERNADOS. Los vecinos de Famaillá colaboraron en la difusión del identikit del sospechoso. LA GACETA/RODOLFO CASEN
La bronca no los paralizó. Consternados por el caso de una niña de ocho años que fue abusada sexualmente el lunes, los vecinos de Famaillá decidieron coordinar sus esfuerzos y colaborar intensamente en la búsqueda del sospechoso. Para esto, reparten por toda la ciudad y sus alrededores una copia del identikit del hombre que, con el fin de raptar a la pequeña, se hizo pasar por un pastor evangélico.
Según manifestó a LA GACETA el comisario Héctor Figueroa, a cargo de la Brigada Oeste, la Policía cuenta con pistas firmes para dar con el abusador. "Se están instrumentando varias medidas ordenadas por la fiscala Mónica García de Targa a fin de encontrarlo. Siguen los rastrillajes en el interior y creemos que pronto lo detendremos", indicó.
Figueroa señaló que hay más de 50 uniformados tras los pasos del sospechoso y expresó que, según las hipótesis, este ya no se encontraría en Famaillá sino que habría huido hacia el sur de la provincia.
Alarmados
Según los uniformados, el depravado tiene unos 45 años, tonada porteña y se movilizaba en una Honda oscura. En esa moto llegó el lunes a una precaria casa ubicada en un barrio al norte de Famaillá. Allí viven la víctima, sus padres, sus siete hermanos -también menores- y su abuela. Esta última fue quien salió al encuentro del sujeto, tras escuchar que llamaban a la puerta.
Aduciendo ser enviado de un pastor del lugar, el abusador se ganó la confianza de la mujer. Mientras tanto, los padres de la criatura trabajaban en el fondo, donde construyen una pieza de material. El hombre aseguraba, entre otras cosas, que su misión era ayudar en todo lo posible. Actuó tan bien su mentira, que se quedó a comer en la casa y estuvo presente cuando los chicos volvieron de la escuela.
Durante toda esa tarde, relató la anciana, el delincuente se dedicó a arreglar un secarropas y celulares porque, según dijo, era técnico electromecánico. En un momento, anunció que saldría a comprar golosinas e invitó a la nena de ocho años a ir con él. Cuando la familia advirtió que había pasado una hora desde que el hombre se marchara, se alarmó.
Armados con palos, cuchillos y escopetas, los vecinos fueron a buscar al abusador. En el grupo también se encontraban los "mellizos" Orellana: el legislador José y el intendente Enrique. Todos recorrieron la ciudad e incluso localidades vecinas, pero no hallaron nada.
Finalmente, una pareja halló a la niña a 20 kilómetros de su casa. La fiscala Mónica García de Targa ordenó que fuera revisada por los médicos, que determinaron que había sido abusada sexualmente. Según los investigadores, existen indicios de que el abusador serial -que ya atacó en otras zonas- fue quien perpetró la agresión. LA GACETA ©
Según manifestó a LA GACETA el comisario Héctor Figueroa, a cargo de la Brigada Oeste, la Policía cuenta con pistas firmes para dar con el abusador. "Se están instrumentando varias medidas ordenadas por la fiscala Mónica García de Targa a fin de encontrarlo. Siguen los rastrillajes en el interior y creemos que pronto lo detendremos", indicó.
Figueroa señaló que hay más de 50 uniformados tras los pasos del sospechoso y expresó que, según las hipótesis, este ya no se encontraría en Famaillá sino que habría huido hacia el sur de la provincia.
Alarmados
Según los uniformados, el depravado tiene unos 45 años, tonada porteña y se movilizaba en una Honda oscura. En esa moto llegó el lunes a una precaria casa ubicada en un barrio al norte de Famaillá. Allí viven la víctima, sus padres, sus siete hermanos -también menores- y su abuela. Esta última fue quien salió al encuentro del sujeto, tras escuchar que llamaban a la puerta.
Aduciendo ser enviado de un pastor del lugar, el abusador se ganó la confianza de la mujer. Mientras tanto, los padres de la criatura trabajaban en el fondo, donde construyen una pieza de material. El hombre aseguraba, entre otras cosas, que su misión era ayudar en todo lo posible. Actuó tan bien su mentira, que se quedó a comer en la casa y estuvo presente cuando los chicos volvieron de la escuela.
Durante toda esa tarde, relató la anciana, el delincuente se dedicó a arreglar un secarropas y celulares porque, según dijo, era técnico electromecánico. En un momento, anunció que saldría a comprar golosinas e invitó a la nena de ocho años a ir con él. Cuando la familia advirtió que había pasado una hora desde que el hombre se marchara, se alarmó.
Armados con palos, cuchillos y escopetas, los vecinos fueron a buscar al abusador. En el grupo también se encontraban los "mellizos" Orellana: el legislador José y el intendente Enrique. Todos recorrieron la ciudad e incluso localidades vecinas, pero no hallaron nada.
Finalmente, una pareja halló a la niña a 20 kilómetros de su casa. La fiscala Mónica García de Targa ordenó que fuera revisada por los médicos, que determinaron que había sido abusada sexualmente. Según los investigadores, existen indicios de que el abusador serial -que ya atacó en otras zonas- fue quien perpetró la agresión. LA GACETA ©