“La vi jugando con sus amiguitos, pero no soy el violador serial ni jamás intenté raptar a esa nena”. Con esas palabras J.J.V. se presentó ante los policías de la comisaría del barrio Marti Coll para reconocer que el domingo a la mañana había estado en Yerba Buena en el mismo lugar en el que un hombre intentó secuestrar a R., una niña de siete años, aunque aclaró que él no tenía nada que ver.
En su declaración, el hombre afirmó que él había observado a la pequeña jugando en la vereda de la iglesia ubicada en calle Panamá y Perú, pero afirmó que jamás se acercó a ella ni quiso raptarla.
El fiscal Guillermo Herrera había dispuesto la aprehensión del sospechoso tras su testimonio, pero ayer ordenó su liberación, luego de que la madre de la pequeña no lo reconoció como el agresor.
El domingo a la mañana, R. jugaba junto a otros ocho niños en la puerta de su casa, ubicada a metros de la iglesia La Caridad. De repente, frente a ellos, estacionó un VW Gol blanco. De ese vehículo bajó un hombre; el auto siguió su camino. El desconocido caminó directamente hacia R. Casi susurrando le dijo: “vamos, vamos,” y la tomó fuertemente del brazo. La niña forcejeó con el sospechoso; su primo vio lo que estaba pasando y comenzó a gritar pidiendo auxilio. La madre de R., que estaba en un drugstore a pocos metros del lugar, escuchó los gritos y corrió hacia allí. Por el pánico, a lo único que atinó la mujer fue a llevarse a su hija y a su sobrino a su casa y encerrarse allí. El hombre escapó a pie por calle Perú.
El martes por la tarde, J.J.V., de 41 años y de profesión panadero, se presentó en la comisaría donde el domingo se había denunciado el frustrado secuestro para ponerse a disposición de los investigadores. Al leer la nota que publicó el lunes LA GACETA, encontró “grandes coincidencias” entre él y el hombre que habían señalado los familiares de la víctima. La madre de R. había descripto al secuestrador como un hombre de 1,75 metro; que tenía barba desprolija, cabello despeinado y que vestía prendas desgastadas. Llevaba un bolso negro en una mano y una botella en la otra. “Es parecido a mí, pero no tengo nada que ver”, afirmó J.J.V.
“Ese no es”
Ayer a la mañana el panadero fue llevado a Tribunales para declarar ante Herrera. También fue la madre de R., quien al ver al sospechoso dijo: “ese no es el hombre que quiso secuestrar a mi hija”. En consecuencia, el fiscal Herrera dispuso la libertad de J.J.V. Sin embargo, ordenó que la Policía continúe con la pesquisa en Yerba Buena en busca del verdadero atacante de R.