En el mercado laboral ellos tienen pocas oportunidades de inserción. A menos que sean un talento o una "luz" para un oficio, los jóvenes suelen ser el blanco del desempleo. Sin embargo, en muchos casos, su espíritu emprendedor puede dar una bocanada de aire fresco a cualquier compañía, contagiando sus iniciativas al resto del plantel. Así lo entiende Teresa Checa de Brahim, experta en selección de Recursos Humanos y directora de la consultora que lleva su nombre.
Comienzan las clases y el viejo dilema trabajo vs estudio se renueva. La necesidad económica, por un lado, y las ansias de alcanzar la independencia financiera llevan a muchos jóvenes a emprender los dos caminos simultáneamente. Sin embargo, siempre está presente el sacrificio y, por sobre todo, la superposición de horarios. Checa de Brahim, en este aspecto, entiende que, además de que el mercado es exigente respecto de contratar ?jóvenes con experiencia?, hay muchas carreras que no permiten conciliar el conocimiento con el oficio. "Una cosa es el conocimiento que brinda la universidad y otra muy distinta es aprender a trabajar", dice. Y acota: "las pasantías bien instrumentadas pueden constituirse en una buena opción para conciliar aquella situación que aparece como contradictoria".
A su entender, la universidad debería adaptarse a las exigencias del mercado laboral, como por ejemplo, el sistema que aplica la Universidad Tecnológica Nacional que, además de contar con una bolsa de trabajo, contribuye a flexibilizar los horarios de aprendizaje para que los estudiantes asistan a clases de noche y trabajen durante el día.
"Al joven hay que ayudarlo a insertarse en el mundo del trabajo; pero también ellos tienen la responsabilidad de saber que todo es esfuerzo, que es necesario empezar desde abajo y no intentar hacer una vertiginosa carrera", remarca Checa de Brahim.
En Tucumán, desde hace más de un año, el Gobierno instrumentó el plan de entrenamiento del trabajo, que cuenta con más de 6.000 beneficiarios. Las dos terceras partes de esos jóvenes, de entre 18 y 25 años, tienen estudios secundarios completos y universitarios incompletos, según el informe elaborado por la Secretaría de Planeamiento, a cargo de Julio Saguir. Uno de los grandes problemas que existen es la dificultad para que los jóvenes continúen sus carreras.
Las tres facetas
Los estudiantes que trabajan al iniciar los estudios, valoran la experiencia, los vínculos que allí se generan y su independencia económica, dice Ana María Gueli Enriquez, experta en inserción laboral y desarrollo de carreras.
La especialista brinda una serie de sugerencias para conciliar el trabajo con el estudio y para organizarse durante el período de búsqueda de empleo.
Administrar bien el tiempo. Lo ideal es un trabajo que no se extienda más de seis horas.
En el comienzo de la carrera es necesario valorizar una menor carga horaria y la cercanía a su domicilio o universidad.
Toda experiencia será positiva.
En la segunda mitad de su carrera debe tratar de buscar trabajos acorde con ella.
Hay que intentar no faltar a la facultad ni llegar tarde. Se corre el riesgo de desmotivarse y a veces eso puede ser aprovechado por su empleador. Respeta su horario.
Pedir los días de estudio con anticipación para no crear malestar en la empresa y se puedan organizar en su ausencia.
Aprovechar para estudiar sus espacios muertos, viajes, esperas en consultorios, oficinas, etc.
- Averiguar si la empresa para la cual usted trabaja otorga becas de estudio.