12 Febrero 2003
EN LAS SOMBRAS. En el país están prohibidas las luchas de perros, pero igual se hacen en forma clandestina.
"A veces pelean cuatro, cinco o seis perros. De a dos por turno. No dejan entrar al público y jamás asisten más de 10 personas. Estas son, generalmente, las dueñas de los animales. Las peleas se hacen cada 15 o 30 días, siempre en lugares distintos para evitar que nos descubran". El testimonio pertenece a una tucumana, propietaria de cuatro perros Pit Bull: una de las razas más utilizadas para peleas en todo el mundo. Para entender la bravía de estos animales, basta con saber cómo bautizó a uno de los canes. "Se llama Osama, porque es una bestia maldita", aseguró la dueña.
En la Argentina están prohibidas las peleas de perros. De todos modos se realizan en forma clandestina, como tantas otras actividades ilegales.Esta mujer contó a LA GACETA que aunque un par de veces le ofrecieron dinero para que lleve a sus perros a las peleas, no le consta que se hagan apuestas, ni que los enfrentamientos se realicen con fines económicos.
Una terapia
"Algunos criadores de Pit Bull recomiendan hacerlos pelear, al menos, una vez por mes para que se descarguen. En caso contrario se vuelven muy violentos o terminan locos", dijo la dueña de estos luchadores.
"Mis perros ganaron todas las peleas", se jactó la mujer. "Las luchas duran poco, entre cinco y diez minutos. Nunca se deja que los animales se maten", contó además.
Videos ocultos
En Tucumán, algunas de estas peleas han sido filmadas. Pero, obviamente, esos videos fueron muy bien guardados por los criadores. La Ley 14.346, que prohíbe las riñas de perros, es del año 1954.
Esta ley estipula entre 15 días y un año de prisión para quienes la transgredan. En el artículo dos dice que será considerado como un acto de mal trato, la realización de actos públicos o privados de riñas de animales, corridas de toros, novilladas o parodias, en las que se mate, hiera u hostilice a los animales.
En la clandestinidad, los combates en Tucumán están muy bien reglamentados.
Hay 15 normas que indican -entre otras reglas- que deberá haber un árbitro y dos manejadores, uno por cada animal; que las peleas se realizarán en un cuadrilátero de 3 x 3 metros, y que los perros deben bañarse antes del combate.
También disponen que los árbitros deben contar con un garrote para intervenir en la lucha, y que la pelea termina cuando los animales, aparentemente, han dejado de pelear, se muestran débiles, cansados o fastidiados, sin importar si un perro está abajo del otro.
Poder observar una lucha de canes es sumamente difícil, ya que los criadores forman un círculo muy cerrado. Tampoco sirve tratar de escuchar ladridos sospechosos, porque cuando pelean, un perro gruñe y el otro llora, pero ninguno ladra.
Las apuestas a veces llegan a $ 10.000
Un grupo de estudiantes de Comunicación Social de la UNSTA realizó un trabajo de investigación sobre peleas de perros. Averiguaron, por ejemplo, que Ranchillos y Tafí Viejo son dos de los lugares donde se realizan riñas de canes. Los futuros periodistas Andrés Cheda, Gastón Duhart, Gabriela Cabrera, Sofía Sundblad, Florencia Martínez y Pía Figueroa fueron hasta Ranchillos, en Cruz Alta, donde fuentes anónimas reconocieron que allí se llevan a cabo peleas. Pero ellos no pudieron comprobarlo. Un policía retirado que organiza riñas de gallos en Ranchillos -actividad que está permitida en la provincia pero prohibida a nivel nacional- negó que allí haya peleas de perros.Los estudiantes hablaron luego en Tafí Viejo con un vecino que confirmó que en esa ciudad se organizan combates a menudo. El hombre explicó que se hacen riñas de distintas razas -Pit Bull, Rotweiller, Dogo u Ovejero, entre otras-.
El entrevistado confesó que los enfrentamientos se realizan los fines de semana, generalmente los domingos a la siesta, en lugares apartados de la ciudad. El vecino también indicó que en Tafí Viejo esto es algo conocido por todos y que las peleas se realizan por sumas muy altas de dinero. Los estudiantes también hablaron con un entrenador de perros, que adiestra animales en el Parque Guillermina.
Este les dijo que, a veces, las apuestas superan los $ 10.000 y que, aunque él no participa porque es muy riesgoso para la familia tener animales de pelea en la casa, le consta que se hacen luchas en Monteros, Famaillá, Ranchillos y Tafí Viejo.
En la Argentina están prohibidas las peleas de perros. De todos modos se realizan en forma clandestina, como tantas otras actividades ilegales.Esta mujer contó a LA GACETA que aunque un par de veces le ofrecieron dinero para que lleve a sus perros a las peleas, no le consta que se hagan apuestas, ni que los enfrentamientos se realicen con fines económicos.
Una terapia
"Algunos criadores de Pit Bull recomiendan hacerlos pelear, al menos, una vez por mes para que se descarguen. En caso contrario se vuelven muy violentos o terminan locos", dijo la dueña de estos luchadores.
"Mis perros ganaron todas las peleas", se jactó la mujer. "Las luchas duran poco, entre cinco y diez minutos. Nunca se deja que los animales se maten", contó además.
Videos ocultos
En Tucumán, algunas de estas peleas han sido filmadas. Pero, obviamente, esos videos fueron muy bien guardados por los criadores. La Ley 14.346, que prohíbe las riñas de perros, es del año 1954.
Esta ley estipula entre 15 días y un año de prisión para quienes la transgredan. En el artículo dos dice que será considerado como un acto de mal trato, la realización de actos públicos o privados de riñas de animales, corridas de toros, novilladas o parodias, en las que se mate, hiera u hostilice a los animales.
En la clandestinidad, los combates en Tucumán están muy bien reglamentados.
Hay 15 normas que indican -entre otras reglas- que deberá haber un árbitro y dos manejadores, uno por cada animal; que las peleas se realizarán en un cuadrilátero de 3 x 3 metros, y que los perros deben bañarse antes del combate.
También disponen que los árbitros deben contar con un garrote para intervenir en la lucha, y que la pelea termina cuando los animales, aparentemente, han dejado de pelear, se muestran débiles, cansados o fastidiados, sin importar si un perro está abajo del otro.
Poder observar una lucha de canes es sumamente difícil, ya que los criadores forman un círculo muy cerrado. Tampoco sirve tratar de escuchar ladridos sospechosos, porque cuando pelean, un perro gruñe y el otro llora, pero ninguno ladra.
Un grupo de estudiantes de Comunicación Social de la UNSTA realizó un trabajo de investigación sobre peleas de perros. Averiguaron, por ejemplo, que Ranchillos y Tafí Viejo son dos de los lugares donde se realizan riñas de canes. Los futuros periodistas Andrés Cheda, Gastón Duhart, Gabriela Cabrera, Sofía Sundblad, Florencia Martínez y Pía Figueroa fueron hasta Ranchillos, en Cruz Alta, donde fuentes anónimas reconocieron que allí se llevan a cabo peleas. Pero ellos no pudieron comprobarlo. Un policía retirado que organiza riñas de gallos en Ranchillos -actividad que está permitida en la provincia pero prohibida a nivel nacional- negó que allí haya peleas de perros.Los estudiantes hablaron luego en Tafí Viejo con un vecino que confirmó que en esa ciudad se organizan combates a menudo. El hombre explicó que se hacen riñas de distintas razas -Pit Bull, Rotweiller, Dogo u Ovejero, entre otras-.
El entrevistado confesó que los enfrentamientos se realizan los fines de semana, generalmente los domingos a la siesta, en lugares apartados de la ciudad. El vecino también indicó que en Tafí Viejo esto es algo conocido por todos y que las peleas se realizan por sumas muy altas de dinero. Los estudiantes también hablaron con un entrenador de perros, que adiestra animales en el Parque Guillermina.
Este les dijo que, a veces, las apuestas superan los $ 10.000 y que, aunque él no participa porque es muy riesgoso para la familia tener animales de pelea en la casa, le consta que se hacen luchas en Monteros, Famaillá, Ranchillos y Tafí Viejo.