Opiniones autorizadas

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30 Diciembre 2008

Como “chicos irrecuperables” calificó el gobernador, José Alperovich, a los jóvenes que consumen “paco”. “Lamentablemente, esta droga hace estragos, tanto en el país como en la provincia. Y sobre todo estas drogas, que le revientan la cabeza a los chicos”, manifestó el mandatario, al ser consultado por los periodistas.

“Los jovenes de la Costanera están hechos trapo. Están consumidos por las adicciones; son capaces de drogarse con cualquier cosa. Mientras en los últimos dos años, muchos se encargaron de negar que había ‘paco” en la provincia, esta sustancia se instaló al margen del río Salí, a tal punto que el 80% de los adolescentes de la zona lo fuman. El crecimiento fue abrumador”, destacó María Eugenia Almaraz, experta en adicciones, que trabaja en la Justicia con los padres de chicos adictos.

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“Tengo un hijo de cuatro años que ya está totalmente acostumbrado a ver a su hermano con la droga. Lo mira y le dice: ‘vos te has drogao (sic) con ‘paco’. Es tan natural que me da miedo, porque siento que tiene el mismo futuro. No se los puede encerrar. Los funcionarios nos culpan a los padres, pero no ven que aquí ofrecen el ‘paco’ cada dos metros; es muy difícil enfrentarnos a eso”, contó Susana Suárez, madre de 10 hijos. Tres de ellos son adictos.

“Todos los días veo cómo los chicos de este barrio se mueren de a poco. Se desesperan por el ‘paco’, están perdidos. Se pasan las horas sucios, tirados a la vera del río. Ya no tienen ni ropa. Los transas (vendedores de droga) son madres y padres, como nosotros. No puedo creer lo que hacen; son asesinos. Cuando cae preso el marido, sigue vendiendo la mujer”, resaltó Rosario, una vecina del barrio.

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“Los funcionarios dicen que no hay paco en Tucumán. ¿Entonces qué es lo que está matando a nuestros hijos? Pasan el día fumando la basura de la cocaína y después no pueden ni respirar. Mi hijo bajó 20 kilos en menos de un año; está transparente”, contó una mamá de un joven de 24 años, que ahora está haciendo un tratamiento en la Fundación Reto a la Vida, en Córdoba.

“Me da escalofrios: aquí los chicos de 8 y 9 años practican armado de cigarrillos o preparan el paco con el vidrio molido y la virulana. Los ‘transas’ los tienen dominados. Cuando ven a la Policía que entra al barrio, esconden a los consumidores en sus casas”, relató
María, una maestra de la escuela de la Costanera.

“Ya no duermo en mi cama. Paso las noches acostada en el sillón. Me parece que en cualquier momento van a venir a decirme que a mi hijo lo mató un ‘transa’ cuando iba a comprar drogas. Las madres ya no sabemos a quién pedir ayuda. Salgo en medio de la madrugada a buscar a mi hijo; me enfrento con los ‘transas’; a mí también me pueden pegar un tiro. ¿Qué es lo que quiere el Gobierno? ¿Acaso que las madres busquemos armas y matemos a los ‘transas’?”, se preguntó una de las integrantes del grupo de madres contra el paco.

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