Señalan a sus hijos y dicen que son cadáveres que caminan. Saben que la droga los está matando. Que su futuro pende de un hilo. Pero el miedo les está ganando la batalla. "Tengo tres hijos adictos a esa porquería, pero yo no quiero tener problemas con esos tipos (por los dealers). Ellos no dudan: te buscan y te pegan un tiro", dijo un vecino que vive en la zona de la escuela del barrio La Costanera.
El domingo, LA GACETA publicó un informe sobre cómo la droga conocida como "paco" circula en la zona. La dosis cuesta $ 5, y se comercializa en quioscos o en las esquinas. El 80 % de los jóvenes que viven allí consume esa sustancia, según especialistas. Por eso, varias madres pedían ayuda para sus hijos. "Queremos que saquen a todos los vendedores del barrio. Ellos se adueñaron de la vida de nuestros hijos y los están matando", decían. Estaban desesperadas. Tres días después, no quieren saber nada con el tema. "No sé por qué habló mi mujer. En mi familia somos muchos, y eso puede perjudicarnos. Sé que lo hizo porque cree que puede ayudar, pero eso nos trajo muchos problemas", aseveró el esposo de una de las madres que dialogó con este diario. En los últimos días, las amenazas mafiosas fueron constantes. "Si siguen hablando las ?boleteamos? a todas", les dijeron a algunas de las madres que habían decidido enfrentar a los dealers.
Los vecinos de La Costanera coinciden en que, después del mediodía, los jóvenes adictos son los dueños de las calles. Y que el paco, la marihuana y otras sustancias se pasan de mano en mano. "¿Ve ese quiosco azul? Ahí venden droga. ¿Ve esos chicos que están en la esquina? Ellos también venden droga. Pero solamente porros; no ?paco?. Esos dos que van caminando ahí también son ?transas?(vendedores)". La mujer señala con el dedo hacia todos los puntos cardinales. Luego apunta a su hijo, que llega caminando hacia su casa. "A este me lo destruyó el ?paco?. Acaba de vender las zapatillas para que le den droga", dice. El muchacho de 28 años baja la mirada. Le da vergüenza exhibir el calzado rotoso de lona gastada. "Si los ven acá van a decir que nosotros estamos ?batiendo?. Por favor, váyanse", masculló el muchacho.
Varios vecinos aseguraron que el principal distribuidor de estupefacientes en la zona es un hombre cuyo apellido comienza con O., quien vive a pocos metros de la escuela. En la casa del sospechoso no hay nadie, pero dos hombres están sentados junto a la puerta, tomando una gaseosa. "Acá nunca se vendió droga ni nada de eso", afirma Raúl. El hombre dice que la gente del barrio acusa a O. por envidia. "Nadie tiene pruebas de lo que dice. Además, después vienen a pedirle plata o favores, y él lo hace siempre de buena gana, sin pedir ni un peso a cambio", agregó. Raúl admitió que en La Costanera circula mucha droga. "Pero se vende en la calle, como en todos los barrios de la provincia", añadió.
Alberto está sentado en una reposera, en la vereda de su casa. A metros de allí, en la esquina Costanera y pasaje Próspero García, Walter Santana fue asesinado el jueves de un disparo en el pecho. "No quiero hablar porque me están amenazando. No quiero que a mí y a mi familia nos pase algo", dice. Sin embargo, aclara que está muy preocupado por la gran cantidad de droga que circula en el barrio. "Ese chico de verde que va caminando por ahí bajó como 20 kilos en tres meses. Todo por culpa de esa porquería", asegura, señalando a un escuálido adolescente. "Mis hijos también van a la escuela, y tengo miedo de que les den cualquier porquería. Para colmo, si nos cuentan que les ofrecen droga, después los golpean", dice Alberto.
"A veces no se puede andar, porque te clavan una ?punta? para robarte y comprar ?paco?", asegura un hombre mayor. El dice que sabe dónde se vende droga, pero no quiere decir la ubicación por temor. "Más que por mí me preocupo por mis hijos. Estos tipos son capaces de cualquier cosa", agrega el vecino. "Estoy en este barrio desde que empezó a construirse, y es una lástima cómo lo arruinaron. Mantengo a mi familia con mi propio negocio y no molesto a nadie. Que ellos (por los dealers) hagan plata de la manera que quieran; yo no me voy a meter", dijo otro vecino.