El cine nació como una broma de los Lumière

El 28 de diciembre de 1895 los hermanos Louis Jean y Auguste Marie Louis Nicholas Lumière concretaron la primera sesión exhibida para un público comercial del cinematógrafo.
Lo mejor que se les ocurrió en el Salon Indien del Grand Café, en el Boulevard des Capucines, fue mostrar cómo una locomotora se acercaba al público a toda velocidad denominada "Llegada de un tren a la estación de la Ciotat"... con el consiguiente pánico.
En realidad proyectaron varias cintas entre las que destacaban, la Salida de la fábrica Lumière, El desayuno del bebé y la primera película de ficción: "El regador regado". Así, con este catálogo, el cine comenzó su historia a modo de documental, como testigo objetivo de la vida cotidiana.
Pero quizás el efecto que produjo la llegada del tren hizo que, durante un tiempo, nadie se tomara en serio el invento de los Lumière. A pesar de todo, el cine se ha convertido en un espectáculo de masas y, aunque no recurre frecuentemente a ello, de vez en cuando nos sorprende con bromas ligeras, pesadas, de buen y mal gusto, tanto en películas como en todo lo que rodea a la industria.
Los Lumière habían nacido nacieron en Besançon, Francia, pero crecieron en Lyon. Trabajaron junto a su padre, propietario de un taller fotográfico. Louis, el menor, se desempeñaba como físico, y Auguste, dos años mayor, lo hizo como administrador. Louis hizo algunas mejoras en el proceso de fotografías estáticas. Al morir el padre de los Lumière, en 1892, los hermanos comenzaron a trabajar en la posibilidad de imágenes en movimiento. Patentaron un número significativo de procesos notables, como agujerear la cinta del film para permitir su movimiento por la cámara. Crearon un aparato que servía tanto como cámara o como proyector: el cinematógrafo, que patentaron en 1894.