Faltaban sólo tres minutos para el brindis de Navidad, cuando los fuegos artificiales comenzaron a poblar el cielo de San Miguel de Tucumán.
De inmediato, los vecinos de la calle Deán Funes al 200 salieron a la calle a contemplar el espectáculo de sonidos y de luces brillantes. Pero algo extraño y sorprendente los obligó a desviar sus miradas hacia el suelo de una casa vecina: un globo aerostático de grandes dimensiones se asomaba por el portón de una vivienda de la cuadra.
Nadie entendía nada. Azorados, todos se miraban unos a otros, expresando fuertes exclamaciones. Poco a poco se fueron arremolinando grandes y chicos alrededor del extraño objeto gigante, hasta que finalmente José Francisco Heredia comenzó a explicar. “No se asusten, este globo enorme fue armado por mis hijos Mendo, Lucila, Josefina y Victoria (de 13, 12, nueve y ocho años). Hoy, por quinto año consecutivo, cumplieron su sueño”, contó orgulloso el padre de los chicos a sus vecinos. El dirigible construido por los niños tiene seis metros de envergadura, 27 metros cúbicos de volumen, una hora de autonomía y 10 kilos de arrastre, según describió Heredia a LA GACETA.
Mendo contó que la ingeniosa idea la sacaron de internet. “Hace cinco años que queríamos hacer un globo grande y por fin lo conseguimos. Usamos el plano de la web y lo armamos con papel de volantín, plasticola, alambre común y papel de cocina con parafina en cuatro días. Nos salió barato, porque mi papá lo llenó de gas con un soplete a fuego”, detalló el niño.