Vecinos de cuatro barrios no pudieron cumplir sus obligaciones porque no circuló la línea 10

Vecinos de cuatro barrios no pudieron cumplir sus obligaciones porque no circuló la línea 10

La prestación del servicio cambió de concesionario, los choferes no trabajaron y se generó un conflicto entre empresarios y la Municipalidad. Miles de usuarios del sur de la ciudad se vieron afectados. Según UTA, los empleados trabajarán si les garantizan las condiciones laborales.

02 Diciembre 2008

Era una mañana para quedarse en la cama. Cuando el despertador sonó, a las 6, Exequiel Gutiérrez, de 14 años, miró por la ventana; llovía. Igual se levantó: iba a ser un día muy importante, ya que en el colegio le darían sus calificaciones y sabría si deberá o no rendir alguna materia. Al llegar a la parada del colectivo comenzó el martirio. Bajo el agua esperó más de media hora. El ómnibus nunca pasó. Se volvió a su casa desorientado, afligido y con la ropa mojada. "Luego nos enteramos de que no había colectivos. Tuve que llamar al colegio y justificar la ausencia de mi hijo", contó el papá, Andrés Gutiérrez, del barrio Ampliación Elena White.
Este fue uno de los cuatro barrios que ayer quedaron aislados porque los ómnibus de la línea 10, la única que entra a la zona, no circularon como consecuencia de un conflicto entre la Municipalidad, empresarios y choferes. Miles de usuarios del suroeste de la capital también se vieron afectados por la falta del servicio. Incluso, los vecinos de El Manantial sufrieron trastornos porque no circuló el 110, que explotaba la misma empresa.
El problema se desencadenó el viernes, cuando los empresarios que tenían la concesión precaria de la línea 10 recibieron una notificación de la Municipalidad en la que se les informaba que su permiso iba a caducar a la cero hora del lunes. Como contrapartida, el intendente Domingo Amaya otorgó la concesión provisoria a una Unión Transitoria de Empresas (UTE) de capitales santafesinos. Sin embargo, los empleados de las líneas 10 y 110, asesorados por el gremio de UTA, no salieron a trabajar. Aducen que nadie de la nueva empresa prestataria se acercó a conversar con ellos y, por lo tanto, desconocen en qué condiciones laborales se concretará su traspaso. Por ese mismo motivo, las líneas en conflicto no prestarán el servicio hoy, según anticipó el secretario gremial de UTA, Ricardo Cáceres, salvo que se firme un acta en la Secretaría de Trabajo. Esto puede llegar concretarse durante la mañana.

Incertidumbre
Las calles son de tierra. En las veredas hay césped o barro. No se ven refugios. En las esquinas donde se improvisan paradas de colectivos al lado de los postes de luz, se percibía la incertidumbre y la tensión de los vecinos. La incógnita desaparecía cuando algún conocido pasaba y advertía: "no andan los colectivos". La tensión, se acentuaba. Al sur de la avenida Independencia al 4.000, en los barrios Elena White, Ampliación Elena White, 240 Viviendas y 260 Viviendas la mayoría de los vecinos usa el ómnibus para ir a trabajar, a la escuela, al médico, a estudiar o de compras. "Aquí pocos tienen auto. Si no viene el colectivo, hay que caminar 20 cuadras hasta la ruta 38 o 15 cuadras hasta la avenida Independencia para tomar un ómnibus", explicó Lisandro Rueda, mientras esperaba que algún vecino apareciera para proponerle que compartan un remise. "Mucha gente se quedó sin ir a trabajar, pero yo no puedo; ?laburo? por mi cuenta y si pierdo un día, mis cinco hijos no comen", agregó, mirando ansioso las desoladas calles del barrio 240 Viviendas. "Espero que alguien quiera pagar un viaje conmigo. Solo no puedo; hasta la ciudad sale $ 13", agregó preocupado.
Marta Soria, dueña de un almacén en Ampliación Elena White, se llevó una tremenda sorpresa cuando fue a abrir su negocio. Bajo el toldo del local había decenas de personas. Pensó que había ocurrido algo grave hasta que le explicaron que se habían guarecido de la lluvia mientras esperaban el ómnibus que nunca pasó. "Fue muy difícil conseguir un remise porque nadie quiere entrar en estos barrios; las calles están destruídas", dijo.
Cerca del mediodía, Silvia Carrazano aún no se había enterado de la noticia y estaba en la parada. "Es increíble; necesito con urgencia hacer unas compras", se quejó al saber que no tenía colectivo. A ella, como a otras personas de la zona, les llamó la atención el cambio de empresa. "Desde hace dos meses el servicio había mejorado mucho; pusieron vehículos nuevos y pasaban con más frecuencias", dijo Carrazano, mientras buscaba la manera de llegar al súper más cercano, a unos tres kilómetros.

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