El primer voluntario

El primer voluntario

Nicolás "Llamarada" Dematei hizo de todo para jugar al fútbol: viajaba siete horas para ir a entrenarse y hasta trabajó en un zoo.

SUEÑO. Dematei, fanático de Pappo y de La Renga, cumplió el anhelo de subirse a un camión de bomberos, aunque no haya podido manejarlo. LA GACETA / JOSE NUNO  AGRADECIMIENTO: BOMBEROS VOLUNTARIOS SUEÑO. Dematei, fanático de Pappo y de La Renga, cumplió el anhelo de subirse a un camión de bomberos, aunque no haya podido manejarlo. LA GACETA / JOSE NUNO AGRADECIMIENTO: BOMBEROS VOLUNTARIOS
01 Diciembre 2008

La pilcha vino como anillo al dedo. Si hay alguien que sabe lo que es el sacrifico, ese es Nicolás Dematei. Como todo futbolista, "Llamarada" guardó en el libro de los recuerdos una linda historia para contar. Lejos de haber nacido en una cuna de oro, el chico de Mercedes, provincia de Buenos Aires, hizo las mil y una para llegar a la meta y cumplir su sueño de convertirse en profesional. Hoy, este hombre de Primera, titular con honores en la zaga de Atlético, le abre las puertas de su vida al hincha "decano", a quien le agradece la buena onda y el buen trato.
"Soy de perfil bajo, no me gusta verme ni nada. El diario del lunes ni lo compro", explica primero "Colo", y luego se excusa por una que otra negativa a la entrevista. "Siempre fui así, no es de mala onda, pero soy de perfil muy bajo", se disculpa. Caso cerrado, tema aclarado, y el "primer voluntario" de 25 de Mayo y Chile echa a andar sus emociones en el cuartel de Bomberos Voluntarios de calle Italia y Alberti. "Nada de intentar vestirme de bombero ni esas cosas. Pero no tengo drama en subirme al camión y manejarlo. Es como un sueño", aclara el panorama Nicolás y sonríe para la primera sesión de fotos. Claro está, el tipo quedó enmarañado y no tuvo remedio que calzarse el traje de bombero. En cierta forma, y sin expresarlo, la carrera de Dematei va de la mano de la de un bombero voluntario. Sobre todo en el aspecto del sacrificio.

Cuesta arriba
"No fue fácil llegar. Pero creo, como todos los que estamos en esto, que el sacrificio el lo único que te lleva a concretar el sueño de jugar al fútbol", afirmó.
De chico, a los 8 o 9 años me inicié en Ateneo de Mercedes, aunque también jugaba al mismo tiempo en Flandria (Buenos Aires). Después me fui a Sarmiento de Junín, luego a una filial de Argentinos Juniors, y al año siguiente me fui a probar a La Paternal. Ahí empieza el lío", cuenta Nico, mientras respira y continúa con el rosario de emociones. "Quedé seleccionado pero no para integrar los equipos de AFA, sino para uno de una liga paralela. En resumen, viajaba 7 horas al día para entrenarme; tres y media de ida y lo mismo de vuelta. Entraba al colegio a las 7, salía con permiso a las 12, tomaba el bondi que demoraba hora y media, y aprovechaba para almorzar ahí. Después, me subía a un tren y a un bondi más", concluye el relato de lo que fue su bautismo. Duro, muy duro por cierto. A medida que pasaron los años, su evolución deportiva lo fue ayudando para llevar una mejor vida. "Hice de todo para llegar. Me vestía de guardapolvo para hacerme pasar por un pibe de primario, así me ahorraba $ 4,45 por viaje. También trabajé en un zoológico. Los sábados a la mañana jugaba en Argentinos y después me iba al zoo de Luján, donde tenía un amigo que me tiraba unos mangos para laburar ese día y el domingo. Fue una forma de ayudar a mis viejos con los gastos que yo generaba", recuerda.
Con varios kilómetros de rodaje, "Llamarada" mechaba entre la cuarta del "bicho" y la Reserva, donde luego se afianzó. Tuvo posibilidades de emigrar hacia otros horizontes, pero dijo que no y esperó su chance en Primera, que llegó en enero de este año. "Gorosito me llevó a la pretemporada, debuté en la Copa de Tandil contra Chicago, y en marzo me volvió a bajar. Justo en junio se dio la posibilidad de venir a Atlético y acepté. La verdad, estoy muy conforme y espero quedarme mucho tiempo", aplaude el defensor.
"Yo no estoy para tirar tacos", define. Y dice adiós.

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