Desde siempre, Bersuit fue la banda de la descarga, de la catarsis y del desahogo. Sus fiestas, que son más que recitales, se convirtieron en masivas y populares, pero sin dejar el espíritu festivo ni el candor de las palabras, aún cuando suenen a demagogia.
Bersuit tiene mucha fuerza y diversión, y sabe muy bien cómo transmitirla. Su público sabe con qué se va a encontrar en sus shows, pero siempre hay algo más, aunque sea un detalle, que sorprende y vuelve a encantar hasta a aquellos que venían decepcionados por algún motivo (de esos que nunca faltan en el rock).
Es una banda indecente, despreocupada, escatológica, visceral... incorrecta desde todo punto de vista. Características que no son exclusivas de Bersuit, sino que son compartidas (al menos algunas) por todos. Por eso genera niveles sorprendentes de adhesión.