“Mi posición no es favorable a que se celebre un Día de la Tradición porque fue instituido en un momento de la vida del país, en 1939, dentro de una década con un acentuado nacionalismo de las clases dominantes dueñas del Estado. En 1975, durante el gobierno de Isabel Perón, se reafirma por ley esta celebración. Vale aclarar que entonces el gobierno no era dueño del Estado”. Así se expresó Josefina Racedo, psicóloga social e investigadora, ante la consulta de LA GACETA.
La escritora se pronunció en favor de discutir y resolver las necesidades en materia cultural, con un debate acorde a los tiempos de crisis que se viven. “El reconocimiento del patrimonio cultural por una creciente mayoría constituye una genuina defensa de lo propio ante nuevas modalidades de imponer modelos y conductas foráneas, que acentúan la dependencia secular de nuestro país. Nos imponen y nos venden cultura. Así, por ejemplo, ‘Halloween’ no ingresa como un producto cultural sino como un producto de mercado. De esta forma se afianza la dependencia cultural de una gran mayoría de argentinos. Aclaro: no sólo la globalización se vale de estas ‘modas’ sino también la política que se impuso desde la colonia española y que continúa en el presente”, señaló.
Según Racedo, el objetivo sigue siendo debilitar la identidad nacional. “Es riquísima y compleja nuestra identidad -continuó- y tiene miles de años de historia. No es casual que entre los componentes que definen oficialmente la tradición estén el payador, el mate, las tortas fritas, el truco, la pulpería, y que todo esto se mezcle con la Pachamama y la Salamanca. La configuración de esta estructura como tradición, es ajena a los procesos culturales y a las luchas por acentuar nuestra legítima propiedad sobre lo que se gesta en el seno del pueblo”.
Costumbres actuales
La investigadora cuestionó este concepto acerca de la tradición. “Se congela un pasado sobrevalorándolo, y sectorizando la tradición sólo a los productos considerados ‘populares’. No se incluyen los procesos que llegan hasta el presente. Por ejemplo, la solidaridad, el trato entre amigos o la persistencia del mate, son modos de vida y costumbres actuales que son parte de esa herencia y se deben valorizar también, pero no son tenidos en cuenta”, aseveró.
En desacuerdo
Racedo lamentó que durante “gobiernos de burguesía nacional, populistas, como el yrigoyenismo y el peronismo, se logró que una inmensa mayoría se sintiera representada en su expresión cultural con este día, apropiándose de las danzas, de la música y de otras expresiones generadas en el pueblo. Esto se dio sobre todo en las décadas del 40, del 50 y del 60”. Por ello, reafirmó: “no estoy de acuerdo en que se celebre este día, como así tampoco que se lo haga en honor de José Hernández, porque esta persona aparece como lo más representativo de ese ‘ser nacional’ que justificó la matanza de los pueblos originarios”.
Contradicciones
Finalmente, se pronunció por la resolución de las contradicciones que aún persisten en la Argentina. “Con las vivencias que tiene la mayoría de la gente sobre su contenido cultural, se puede afianzar nuestra identidad reconociendo la pluralidad de los aportes que la conforman”.