WASHINGTON.- Tras obtener una histórica victoria, Barack Obama entra ahora en uno de los terrenos más resbaladizos de la política estadounidense: la transición al poder y la designación de legiones de funcionarios que lo acompañarán en el Gobierno. Los analistas políticos coinciden en que Obama debe actuar con rapidez. Su llegada a la Casa Blanca ocurre en momentos en que tropas de EEUU combaten dos guerras, la economía se hunde en su peor crisis desde la Gran Depresión y los funcionarios instan a mantener alta la guardia ante a la amenaza de un ataque terrorista.
Clay Johnson, que dirigió en el 2001 el equipo de transición para el presidente Bush, cree que EEUU no se puede permitir el promedio de 90 días que el Congreso demoró en aprobar a los funcionarios de alto rango designados por Bush. “Necesita ser mucho más rápido, particularmente en tiempos de guerra”, dijo Johnson durante un seminario sobre el proceso de transición.
El presidente electo demócrata tiene mucho en juego. Los mercados globales esperan noticias sobre quién será el próximo secretario del Tesoro, una pregunta que muchos esperan que Obama responda el 15, para cuando está programada en Washington una conferencia internacional sobre la crisis de crédito. Las personas que Obama nomine para carteras como Defensa o Asuntos Internacionales indicarán cómo pretende la nueva administración llevar a la práctica sus promesas electorales. Obama, antes de la elección del martes, dijo que considera que es importante tener a republicanos en su gabinete, pero dio pocas pistas sobre a quién podría elegir. “Pero no tengo ni idea de quienes podrían ser”, afirmó.