03 Noviembre 2008
MADRID (Especial para LA GACETA).- En la oficina consular argentina de Madrid se agarran la cabeza con sólo pensar en una nueva llegada masiva de compatriotas, similar a la que tuvo lugar en 2001. “Venir a un país en crisis es una auténtica locura”, dicen las autoridades del Consulado, que solicitan no ser identificadas. Según esas fuentes, hoy hay tolerancia cero para los residentes irregulares que pretendan trabajar en España. “Ha aumentado el número de argentinos no admitidos en la frontera”, informan en la casa ubicada en la calle de Pedro de Valdivia. La Policía negó el acceso a 782 viajeros entre enero y agosto de este año (atravesaron la frontera 116.860 personas), casi 200 más que en todo 2007 (hubo 600 argentinos no admitidos de los 197.600 que entraron a España). Pero también es crítica la situación de los argentinos nacionalizados españoles o con permiso de trabajo. “En un contexto de desempleo tienen prioridad los que ya están aquí, sean nacionales o extranjeros. Sólo queda un hueco para los médicos, que siguen siendo muy requeridos en España”, especifican estas fuentes.
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