Metallica: un demoledor regreso a los 80

Metallica: un demoledor regreso a los 80

23 Octubre 2008

¿Qué podía esperarse de Metallica? La pregunta no podía tener respuesta. La banda de Ulrich y de Hetfield nos tenía acostumbrados a los cambios y, por lo tanto, a la indefinición. Evidentemante ni ellos sabían qué querían. Su último álbum, “St. Anger”, fue anodino. El último experimento del productor Bob Rock para salvar al grupo que evidentemente pretendía autodestruirse. Pasaron cinco años y “Death Magnetic” estuvo listo para ver la luz. De la mano de un formidable movimiento publicitario arrasó en todo el mundo.
“Death Magnetic” comienza con “That Was Just Your Life”, y lo primero que se escucha es el latido de un corazón. Evidentemente Metallica quiere hacernos saber que está vivo. Luego el tema es un verdadero cachetazo. Entre el punteo de bajo de Trujillo y la guitarra de Hammet, más esa bestia sobrehumana llamada Ulrich entre los parches, se encargan de decir: sí, somos nosotros. Si no hubiera una pausa entre una y otra, “The End of the Line” bien podría haber sido parte del primer tema. James Hetfield da una cátedra de metal, con esa garganta que saca disparos como ametralladora.
El disco es largo, pero no por la cantidad de canciones. Son sólo 10, pero ninguna baja de los siete minutos. En la década del 80, cuando el thrash metal vio la luz de la mano de Metallica o de Antrax, entre ellos jugaban a ver quién le pegaba más fuerte a la bata o quién hacía el riff más largo. Pero con el paso de los años los músicos que se habían juntado en Los Angeles comenzaron a mutar. Hicieron acordes más cortos y hasta llegaron a jugar con el pop. La sorpresa recorrió todos los rincones del mundo y las quejas no se hicieron esperar. Rick Rubin se puso al frente de la producción y el mensaje fue claro: vamos a volver a ser los que fuimos. Vamos a sonar poderosos, aceitados, duros. Vamos a sonar como Metallica. Lo lograron. Incluso en esa balada llamada “The Day That Never comes” se nota el aprendizaje al lado de la Filarmónica de San Francisco, con la que hicieron ese colosal disco de versiones llamado “S & M”.
“All Nightmare Long” comienza con un groove de bajo, pero dura sólo unos segundos. Después sentate. Entre los guitarrazos y los parches te van a tirar al suelo.
Hay quienes afirman que este trabajo está demasiado basado justamente en eso. Que los Metallica decidieron volver a los 80 porque ya no sabían qué más hacer para sobrevivir. Bienvenidos entonces.
En “Broken, Beat & Scarred Hetfield” cantan: “lo que no te mata te hace más fuerte”. Recurrieron a Nietzsche. Pero en “Cyanide” rematan: “estamos listos para morir, pero primero queremos esperar a ver qué haces vos”. “My Apocalypse”, el tema más thrash de todo el disco (se convertirá en himno) termina con esta estrofa: “¡Los tiranos despiertan mi apocalipsis! ¡El demonio despierta mi apocalipsis! ¡El cielo despierta mi apocalipsis! ¡Sufre por siempre mi apocalipsis!”. No te preocupes James. Nosotros seguiremos por la vida, con tu música en los oídos. Este disco es demasiado bueno como para morirse pronto.

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