Desarrollaron una proteína que permite hacer visibles las células

Desarrollaron una proteína que permite hacer visibles las células

Tres científicos hallaron una sustancia fluorescente clave para los estudios sobre cáncer. La proteína verde que investigaron es la misma que hace brillar a la medusa en el océano Pacífico. Biomedicina.

CHALFIE. Se enteró por un e-mail que había sido premiado. REUTERS CHALFIE. Se enteró por un e-mail que había sido premiado. REUTERS
09 Octubre 2008
ESTOCOLMO.- El científico japonés Osamu Shimomura y sus pares estadounidenses Martin Chalfie y Roger Tsien ganaron ayer el premio Nobel de Química 2008 que otorga la Real Academia Sueca de Ciencias en Estocolmo, por su descubrimiento y el desarrollo de la proteína fluorescente verde usada en biomedicina.
La academia destacó el avance que significa para la biología y para la medicina contemporánea el hallazgo de la proteína fluorescente verde hecho por esos tres investigadores que trabajan en Estados Unidos, que permite hacer visibles muchas células, y seguir las etapas de desarrollo en un organismo.
La proteína fluorescente verde es aquella que hace brillar a la medusa de la especie aequorea victoria que vive en el océano Pacífico. Se presenta de forma pequeña, cilíndrica y conformada por 238 aminoácidos, muchos de los cuales emiten luz en el centro.
Los científicos aún no pudieron determinar si esas medusas usan el brillo para atraer a las presas o por el contrario, pretenden ahuyentar con él a sus enemigos. Pero fueron los primeros en descubrir la molécula que emite la fluorescencia verde al ser irradiada por luz azul o ultravioleta.
El gen que codifica la proteína fluorescente puede ser unido de manera dirigida a una proteína celular deseada e introducida en un organismo. Así, con la ayuda de un microscopio de fluorescencia, se puede observar la actividad de las células vivas.
El uso de proteínas fluorescentes verdes es un método estándar generalizado en la biología celular y la biotecnología. Gracias a esa proteína, los científicos lograron hacer visibles una serie de procesos que antes eran invisibles, como el desarrollo de células nerviosas en el cerebro o la propagación de las células cancerígenas. Ese descubrimiento también posibilitó la observación de las células que producen insulina en el páncreas de un embrión o el deterioro de las células en los pacientes de Alzheimer.
Los representantes de la academia sueca se contactaron telefónicamente con Shimomura y Tsien para comunicarles que habían sido galardonados, pero no hallaron a Chalfie, a quien le enviaron un mensaje de correo electrónico. Finalmente se enteró de su Nobel "por internet". "Puse por error el timbre de mi teléfono muy bajo y cuando me desperté a las 6 de la mañana escuché que un teléfono sonaba en algún lugar, pero pensé que sería en uno de los departamentos vecinos", contó el científico. "Luego me di cuenta de que esa era la hora en que iban a anunciar el Nobel de química y decidí entonces ver quién era el cretino que había ganado este año", prosiguió. "Entonces encendí mi computadora y descubrí que el cretino era yo", dijo Chalfie provocando la hilaridad en la sala.
Tsien nació el 1 de febrero de 1952 en Nueva York, estudió química y física en Harvard y se graduó en 1977 en la Universidad de Cambridge, en Gran Bretaña. En 1989 pasó a la Universidad de California en San Diego, donde contribuyó al conocimiento general de los efectos fluorescentes de la proteína verde y extendió la paleta cromática a células de diferentes colores. "A menudo se describe nuestros trabajos como consistentes en fabricar y entrenar espías moleculares (...), moléculas que penetran en una célula o un organismo y nos indican lo que pasa, fundamentalmente con su bioquímica mientras la célula o el tejido todavía están vivos", explicó Tsien.
Su colega Chalfie nació en 1947 y es profesor de neurobiología de la Universidad de Harvard, donde desarrolló los efectos de la proteína verde en la biología a través de una serie de experimentos.
En tanto, Shimomura, nacido en Kyoto en 1928 y profesor de Medicina en la Universidad de Boston, logró aislar la proteína fluorescente verde en la aequorea victoria de las corrientes marinas de las costas estadounidense y halló que la proteína se vuelve verde bajo el efecto de los rayos ultravioletas.
Los tres investigadores compartirán en partes iguales el premio de diez millones de coronas suecas, que equivalen a unos 1,40 millones de dólares y a un 1,03 millones de euros. (Télam, DPA y NA)

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