La blogonovela argentina

La blogonovela argentina

Los es­cri­to­res y pe­rio­dis­tas Her­nán Cas­cia­ri y Mi­guel Wi­ñaz­ki cuen­tan por qué los atrae. Có­mo es­cri­ben fic­ción "en tiem­po real" en in­ter­net. Por Federico Noguera (periodista, redactor de la agencia DYN, colaborador del diario Clarín), Para LA GACETA.

04 Octubre 2008

Cuando el físico londinense Tim Berners-Lee creó la web en 1991, muchos se preguntaron sobre su utilidad. Otros, en cambio, vieron cómo la www e internet daban inicio a la era mediada por la información y el contacto virtuales. Algo de esto advirtió el escritor y futurista estadounidense Alvin Toffler en su libro La tercera ola, de 1979. Desde entonces, tanto los medios periodísticos como algunos escritores han creado nuevos lenguajes, géneros y recursos para transmitir sus ideas al público a través de estas tecnologías.
Así, si hasta hace unos años comprar y leer una novela y encontrarse alguna vez con el autor para comentársela era la única opción, de un tiempo a esta parte muchos lectores prefieren seguir una historia de otra forma: la blogonovela. Este género de ficción, inventado por el escritor y periodista argentino Hernán Casciari (1971), está escrito, al igual que otros relatos, en primera persona, “en vivo” -como la mayoría de las breaking news o últimas noticias en los portales-, y su protagonista “existe” fuera de la historia. Esa existencia le permite interactuar con los usuarios a través de los comentarios que estos dejan en el blog (término que Peter Merholz acortó del weblog, acuñado por Jorn Barger en 1997 para explicar la conjunción de web y log, que en inglés significa diario), o -vale el oxímoron- diario íntimo público en internet, como algunos lo denominan.
“Lo que me interesa de la fusión entre literatura y tecnología es la concepción de una obra en directo, leída y escrita en tiempo real, a la que he llamado blogonovela”, define el creador en su ensayo “La ficción on line: un espectáculo en directo”, del libro La blogósfera hispana: pioneros de la cultura digital.
Por su parte, el periodista Miguel Wiñazki (1956), creador de El señor Babel -su primera blogonovela, cuya trama puede leerse en Hogueras, su blog de Clarín.com-, explica a LA GACETA: “la blogonovela es un lenguaje compartido y abierto; una especie de teatro virtual que convoca a la participación de los lectores. Una blogonovela es ella y sus comentarios”.
Otra de las ventajas que Casciari -quien reside en España desde 2000- rescata de este género de ficción en la web son las pop ups o ventanas emergentes. Con un simple click en un hipervínculo, el usuario -a esta altura el término lector quedó desactualizado- accede a datos claves sobre los personajes. Claro que las ilustraciones, sean dibujos o fotos reales, también contribuyen a describir los personajes. Sin embargo, Casciari recuerda que este recurso “no es nuevo: existe desde las cuevas de Altamira, en la Prehistoria”.

Filosofía y barrio
Wiñazki, quien además es secretario de Redacción de Clarín, explica en su blog que El señor Babel, on line desde enero pasado, “describe los avatares de un periplo diseñado para desenterrar en secreto el cadáver de Jorge Luis Borges, que yace en Ginebra”. El bibliotecario jubilado Ernesto Babel, el protagonista principal junto a El Vigía y a Beatriz, debe recuperar entonces el cuerpo del escritor para enterrarlo en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, donde el autor de El Aleph trabajó a mediados de la década del 50.
Ese periplo -con descripciones y escrito en un lenguaje similar al utilizado en una novela tradicional- tiene una “hipnótica forma octogonal”, una “trampa de esa geometría dispuesta a devorar, que magnetiza sus presas”, dice a este medio, y agrega que, si bien ya había escrito sobre el asunto en su anterior novela, Sobremonte, lo sedujo retomar el tema en El señor... Una temática que pretende también ser un “viaje a través de la filosofía -según cometa Wiñazki, quien lanzará próximamente una novela política-policial ambientada en Avellaneda en los 30-. Es un viaje esquemático, en el que los filósofos quedan atrapados y son devorados por las simetrías de la conceptualización a la que sienten obligados”. En esa dirección, el libro -cuya elaboración le demandó tres años- también es “una crítica a la filosofía”, dice.
Con una escritura menos compleja y más cotidiana, Casciari lanzó en 2005 la blogonovela Más respeto, que soy tu madre, elegido ese año como el “Mejor Blog del Mundo” por la cadena alemana Deutsche Welle. La historia gira en torno de una familia de Mercedes (Buenos Aires), integrada por Mirta Bertotti, un ama de casa con tres hijos adolescentes y (El Nacho, la Sofi y El Caio), un esposo desempleado (Zacarías) y su suegro (El Nonno).
“Ubico esta novela en mi pueblo natal; la mitad de los personajes tiene nombres reales, y la protagonista es mi madre en un 80 %”, confiesa el periodista, quien aborda los temas del consumo de droga y de la relación amorosa entre un chico y una mujer mayor. En ese sentido, señala que la trama “es bastante autorreferencial” (Casciari comentó este año en el diario Crítica que llegó a consumir cocaína como “chancho”), aunque no tan “autobiográfica” como los cuentos que publica en su blog Orsai.es. “Ahí pongo mucha más carne propia en el asador”, admite el también creador de blog de una mujer gorda, otra de sus blogonovelas, que el año próximo será llevada al teatro por Antonio Gasalla y al cine por Carmen Maura (con dirección de Juan José Campanella).
También ha escrito otras dos ficciones para la web, más sintéticas y con un lenguaje simple, como Juan Dámaso, vidente, sobre un vidente y sus extrañas predicciones, y El diario de Letizia Ortiz, sobre las historias personales de una periodista.

Rompiendo distancias
Precisamente, uno de los atractivos de la blogonovela es, según explica Casciari a LA GACETA, que esa “historia de largo aliento, con personajes, tramas y tensión dramática” aparezca como “posible” sin importar si resulta “probable” o no. “Quien sea que escriba -es decir, el personaje elegido como motor- lo hará por motivos distintos, personales, secretos”, argumenta el blogger en su ensayo. Pero, a diferencia de esas características de la ficción tradicional, la blogonovela se construye “en tiempo” real. “En mi caso, improviso todo el tiempo”, apunta Casciari, para quien el blogonovelista debe conocer, además, los recursos de publicación en blogs. Se trata de un soporte que, explica, le permite moverse con “comodidad”, no sólo por la facilidad para administrar contenidos, sino también por el feedback entre el autor y los usuarios. “La relación entre el personaje y sus lectores debe estar viva, presente, y resultar atractiva y veloz”, describe Casciari en su investigación.
Wiñazki coincide en ese punto. “Se trata de asumir la necesidad de la devolución de los lectores”, dice. “Hay, a la vez-continúa el filósofo y autor del libro La noticia deseada- algo de folletín en la blogonovela, que es una novela por entregas. El texto final se conoce precisamente al final. Va apareciendo progresivamente. Y las entregas están mediadas por la participación de los receptores”.
De hecho, esa participación ha dejado de ser la que existía antes del surgimiento de las nuevas tecnologías de la comunicación. Se ha roto esa distancia “fría” entre el autor y el lector. De este modo, los usuarios pasaron de una posición pasiva o receptora de las entregas o capítulos de la ficción “para volverse -como explica Wiñazki- emisores y comentaristas, que reescriben con sus comentarios el sentido de la blogonovela que leen”.
Incluso no son pocos los que dejan poemas y reflexiones en El señor Babel, algo que define la interactividad entre autor/usuarios, usuarios/usuarios y el “potencial colaborativo” de la web y de internet para compartir conocimiento, como afirma Cristóbal Cobo Romaní en su libro Planeta Web 2.0, retomando así la idea de Berners-Lee.
No obstante, Casciari, quien utiliza encuestas para testear cómo impacta la historia en los usuarios, cree que si bien “los lectores pueden aconsejar, o insistir en un planteo, o pedir determinada trama, nunca pueden obligar” al escritor a realizar modificaciones.
“El autor es el que maneja los cambios siempre. Dejarse persuadir o no hacerlo tiene que ver con el oficio de narrar”, dispara el periodista que este año publicó España, decí alpiste, su último libro, y que para fin de año prepara una nueva obra de cuentos, aunque ninguna blogonovela por ahora. © LA GACETA

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