28 Septiembre 2008
paradoja. Tamaro obliga a pensar si la discriminación, acaso, no hermana a la humanidad.
Cuatro relatos largos integran este volumen, organizados en torno de un mismo eje: segregación del extranjero, negación del otro, encierro egoísta en el pequeño mundo geográfico, social, personal.
Es fácil advertir dos niveles en estos relatos: 1) narrativo; 2) opinativo-reflexivo. El segundo, ligado al primero como una secreción o una excrecencia: autocrítica del mundo real y propuesta, anhelo o interrogante de un mundo posible.
El cuadro que presenta es real y es simbólico a la vez, la dinámica de un mundo de dos caras en constante enfrentamiento.
El yo y el otro ¿Por qué diferentes? ¿Por qué la discriminación? Ese es el grito que se esconde en estas páginas y resuena en nuestra mente.
¿Es este un problema común en el mundo de hoy? ¡Qué va! De hoy, de ayer y de siempre. ¿No se discriminaba en Roma a los cristianos? ¿Y Hitler a los judíos? ¿Y tantos, a los negros? ¿Y a nuestros aborígenes durante la colonia?
Hay en el discurso una constancia de sintagmas que se expanden, como las ondas que produce la piedra en el lago, hasta alcanzar horizontes de significación insospechados, de manera que se pueden leer, fuera de la diégesis, reflexiones sobre el tiempo en que vivimos y que a todos nos atañen.
Hay dos series enfrentadas de palabras en un fuerte condensado que al desplegarse muestra el panorama de una sociedad, cuyas normas de conducta parecen regidas por el "¿Y a mí qué?"
Pareciera, este afán discriminatorio, un rasgo genético que hermana a la humanidad ¿Tendrá remedio? ¿Harán efecto libros como este o sólo serán placebos?© LA GACETA
Es fácil advertir dos niveles en estos relatos: 1) narrativo; 2) opinativo-reflexivo. El segundo, ligado al primero como una secreción o una excrecencia: autocrítica del mundo real y propuesta, anhelo o interrogante de un mundo posible.
El cuadro que presenta es real y es simbólico a la vez, la dinámica de un mundo de dos caras en constante enfrentamiento.
El yo y el otro ¿Por qué diferentes? ¿Por qué la discriminación? Ese es el grito que se esconde en estas páginas y resuena en nuestra mente.
¿Es este un problema común en el mundo de hoy? ¡Qué va! De hoy, de ayer y de siempre. ¿No se discriminaba en Roma a los cristianos? ¿Y Hitler a los judíos? ¿Y tantos, a los negros? ¿Y a nuestros aborígenes durante la colonia?
Hay en el discurso una constancia de sintagmas que se expanden, como las ondas que produce la piedra en el lago, hasta alcanzar horizontes de significación insospechados, de manera que se pueden leer, fuera de la diégesis, reflexiones sobre el tiempo en que vivimos y que a todos nos atañen.
Hay dos series enfrentadas de palabras en un fuerte condensado que al desplegarse muestra el panorama de una sociedad, cuyas normas de conducta parecen regidas por el "¿Y a mí qué?"
Pareciera, este afán discriminatorio, un rasgo genético que hermana a la humanidad ¿Tendrá remedio? ¿Harán efecto libros como este o sólo serán placebos?© LA GACETA