La versatilidad como rasgo de la identidad

La versatilidad como rasgo de la identidad

Teatro. Pacho O?donnel (Sudamericana - Buenos Aires). Por Rodolfo Modern.

28 Septiembre 2008
Mario Pacho O?Donnell es un autor versátil. También es muchas otras cosas. Fue secretario de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires en distintas administraciones, diplomático, senador, médico psicoanalista, etc. Pero, de acuerdo con su trayectoria, diversas formas de la literatura han espoleado su inquieta imaginación, y los éxitos en este plano de su actividad no son escasos. Supo cultivar la historia, algunos de cuyos datos secundarios sacó a luz, para escándalo de los historiadores apegados a las viejas formas. Por ejemplo en El grito sagrado y Los héroes malditos, en la biografía histórica con Juana Azurduy y de Monteagudo, en la prosa novelada (El tigrecito de Mompracen y los relatos de La seducción de la hija del portero) y, lo que puede ser asimismo meritorio, no ha ocultado, sobre todo en lo histórico, sus simpatías y antipatías.
En este volumen ha reunido algunos de sus trabajos para el teatro, cuya ficha técnica él mismo redactó y cuya utilidad es manifiesta y figura en el prólogo del libro, que consta de ocho piezas breves, muchas de las cuales fueron representadas con éxito de público. Escarabajos, Lo frío y lo caliente, Lobo? ¿estás?, Van Gogh, El sable, El encuentro de Guayaquil, La tentación y La tumba de Lorenzo, que no eluden, en ciertos casos, paráfrasis no demasiado encubiertas de la situación del país en estos últimos tensos años de violencia inaceptables pero reales.
O?Donnell sabe manejar el diálogo; las gradaciones varias en las que las situaciones dramáticas se muestran, los climas, la descripción de lo visible y el secreto de aquello que no se ve materialmente pero se intuye. En su saber constructivo cosas y personas se contraponen con habilidad, a veces con sutileza, y los gestos privados suelen antagonizar con los públicos para espolear la imaginación del lector-espectador. Escarabajos contiene una trama en la que pueden percibirse las huellas de ese talentoso hombre de teatro que es Edward Albee con su Quién le teme a Virginia Woolf, mientras Lo frío y lo caliente remite a técnicas de ocultamiento hábilmente compuestas.
En cuanto a Van Gogh, constituye a nuestro juicio su mejor pieza en la relación que efectúa del martirio al que el pintor se vio sometido en su lucha consigo mismo, con su hermano Theo, con el doctor Gachet, con Paul Gauguin y con otros personajes de su trágica historia. El sable muestra a Rosas ya viejo en Southampton, en su farm, rodeado de fantasmas, de remordimientos, de ilusiones y de su oscura vinculación con Manuelita.
En cuanto al Encuentro de Guayaquil, es historia novelada del único encuentro entre ambos Libertadores y que tantas hipótesis ha suscitado. Y en su penúltima pieza el autor abre una polémica entre el coronel Dorrego, fugaz gobernador de Buenos Aires, y el influyente enviado de la corona británica Lord Ponsomby, en estas alejadas regiones del Plata, así como la en el fondo insobornable personalidad del coronel que siente paso a paso el avance de las tropas de Lavalle hasta el terrible final.© LA GACETA

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