Allanan inmuebles en busca de pistas y efedrina
Derivaciones. Está en la mira un funcionario municipal de General Rodríguez, ciudad donde se hallaron los cuerpos de Forza, Ferrón y Bina. Manuel Poggi pidió una licencia y no se sabe nada sobresu paradero. Se analiza el nexo entre los empresarios ejecutados y un hombre de negocios muerto en Santa Cruz.
Los allanamientos fueron realizados en la sede de la Municipalidad de General Rodríguez, en un edificio lindero y en una casa ubicada en Intendente Manny al 1.200, de esa localidad bonaerense. En esos tres inmuebles trabajaba y residía Manuel Poggi, quien se desempeñaba como director de Desarrollo Industrial y que hace tres días pidió una licencia.
Sobre Poggi pesa un pedido de detención ordenado por el juez federal de Zárate-Campana, Federico Faggionatto Márquez, quien investiga la producción de drogas sintéticas en una casa quinta de Ingeniero Maschwitz, donde en julio fueron detenidos nueve mexicanos y un argentino.
La Policía allanó primero las oficinas de Poggi en la Municipalidad, y luego, su despacho privado en un inmueble lindero, desde donde se dedicaba a realizar los trámites de radicación de industrias. Luego se allanó la vivienda de Poggi, donde -en una caja- se halló una copia del contrato de alquiler de un galpón ubicado en Irigoyen al 300, de General Rodríguez, y cuyo dueño aseguró que al lugar concurrían mexicanos. Allí se encontraron cinco tanques que tenían una resina cristalina. De acuerdo con los primeros peritajes, se trata de un genérico de anfetamina, la cual se fabrica con efedrina.
La pista sobre la vinculación entre el hombre y ciudadanos mexicanos quedó aún más afianzada para los pesquisas, "ya que entre los documentos secuestrados en la casa del prófugo había uno sobre une empresa con el nombre de fantasía mexicano", dijo una fuente de la investigación. Otro elemento descubierto, considerado de interés, es que en el legajo personal de Poggi, este figura como técnico químico profesional.
Se suman pistas
Si bien la causa de Maschwitz es independiente de la del triple crimen de Sebastián Forza (34), Damián Ferrón (37) y Leopoldo Bina (35), en los últimos días se sumaron pistas que las relacionan. Ocurre que los cuerpos de las víctimas fueron encontrados en esa misma localidad bonaerense; que la última vez que el celular de Ferrón se activó fue en esa zona y que, además, un mexicano prófugo en la causa de Faggionatto Márquez tendría agendado en su teléfono el número de Forza. El juez no se arriesga a decir que el tráfico de efedrina esté vinculado con el triple crimen, aunque expresó que se ponía a disposición de los familiares de las víctimas y que se podían presentar a declarar en su juzgado. El abogado de las familias de las víctimas, Miguel Angel Pierri, ya reclamó en varias ocasiones que el expediente pase a la Justicia Federal por entender que los crímenes fueron cometidos por una red de narcotráfico internacional. El caso comenzó a investigarse el 7 de agosto, cuando se denunció en Capital Federal la desaparición de Forza, Ferrón y Bina, hallados seis días después muertos a balazos.
En tanto, una nueva línea de investigación avanzaría en torno de la vinculación entre un empresario del transporte de Santa Cruz, secuestrado y asesinado, con el triple crimen de General Rodríguez, como un posible eslabón dentro de la ruta del negocio de la efedrina y las drogas sintéticas. Por otro lado, se asegura que Forza, Bina y Ferrón estuvieron convencidos de que iban a una celebración para "festejar que entraban al mundo de la plata grande", según un diario porteño. El empresario Dalmacio Antonio Gómez, de 52 años, fue secuestrado el 11 de agosto y dos días después encontrado en una cava de la playa La Zaranda, con un balazo en el pecho y su cabeza aplastada con la propia camioneta de la víctima. La fecha del 13 de agosto es coincidente con el día en que aparecieron los cadáveres de los tres empresarios en General Rodríguez, situación que llamó la atención de los investigadores. La mujer del empresario santacruceño del transporte, Mabel Cordero, señaló que su marido no tenía deudas ni enemigos, aunque reconoció que "últimamente decía que sabía quién vendía drogas".
La última vez que el empresario fue visto con vida fue cuando llegó a su casa, el 11 de agosto. Entonces observó que dos desconocidos a bordo de una camioneta azul lo vigilaban y le comentó a su mujer que se había decidido a "arreglar las cosas de una vez", según lo asegura en su edición de ayer el "Diario Popular". (Télam-NA-DyN)