31 Agosto 2008
La realidad de los chicos del interior que llegan a la ciudad capital para estudiar es durísima desde el mismo momento de la partida. Se enfrentan a dos problemas fundamentales: la falta de un alojamiento y la ausencia de una política positiva para el otorgamiento de becas. Hay dos opciones: el albergue universitario, muy pequeño y con poquísimas posibilidades para alojar a estudiantes. La otra opción, es la fundación "San Juan María Goretti", una ONG que sobrevive con donaciones de la gente, y que alquila una casa para alojar chicas del interior. La realidad de esta fundación también es dura: hace un mes dijeron que no podían pagar el alquiler, de 650 pesos, porque no alcanzaba la plata. Y no reciben un peso del Gobierno, pese a que hubo un compromiso. Es decir que gran parte del fracaso, o la deserción de los estudiantes se debe a las escasas posibilidades económicas de pagar un departamento o una pensión. En el mismo análisis, la universidad carece de un comedor para estudiantes. Se hicieron intentos de abrir uno, de mantenerlo, pero fracasaron. Tampoco hay biblioteca. La que había, de la UNCA, cerró por cuestiones que aún no están muy claras. No hay presupuesto tampoco para arreglarla o abrir otra. Es decir, los chicos tampoco tienen un lugar donde pedir un libro y sentarse a leer. Y para colmo de males, el sistema de becas para estudiantes está sospechado de beneficiar en la mayoría de los casos a parientes y amigos, en vez de a quienes las necesitan verdaderamente. El diario “El Ancasti” indica que no hay datos certeros acerca cuál es el porcentaje del fracaso académico, pero asegura que los estudiantes abandonan por la ausencia de medios económicos y de políticas universitarias que los contengan.
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