30 Agosto 2008
Investigan la causa del fuego en el aeropuerto
Todavía no hay pistas sobre el origen del incendio que se desató dentro del predio, ni de las llamas en los cañaverales de la zona. Afirman que es atípico que el fuego haya llegado hasta el interior del terreno de la aeroestación. Labran actas de infracción. Un rodado de más de 2 millones de dólares.
Están investigando, pero todavía no tienen ninguna pista. Desde la Dirección de Medio Ambiente se inició una pesquisa para determinar quién inició el fuego en una finca de caña lindera al aeropuerto Benjamín Matienzo y dentro del predio de la aeroestación.
Desde ese día, los aviones de cabotaje dejaron de aterrizar en Tucumán ya que la única autobomba del aeropuerto que funcionaba en ese momento se averió intentando sofocar el segundo incendio.
La Ley 6.253 prohíbe “en toda la provincia la quema de vegetación enraizada, arraigada, aclimatada o seca”. Además, el artículo 186 del Código Penal argentino establece sanciones de tres a 10 años de prisión o reclusión a quien cause incendios, explosiones o inundaciones. Sin embargo, incendios como los que se produjeron en las inmediaciones y en el predio del aeropuerto son comunes en Tucumán, dijeron las autoridades.
La Dirección de Ambiente de la provincia ya labró 30 actas de infracción por quema de cañaverales, a pesar de que esa repartición realizó campañas de conscientización y de prevención.
Sergio Villafañe, director de Medio Ambiente, indicó que todavía no pudieron determinar quién causó el fuego en Cevil Pozo. “Fue atípico encontrar fuego adentro del predio del aeropuerto. Si bien en un comienzo se pensaba que había sido causado por la quema de cañaverales de una finca cercana, esta teoría fue descartada porque la distancia entre un punto y el otro es muy grande”, explicó. El fuego dentro del aeropuerto estaba al sur de la pista y los cañaverales que se incendiaron, al oeste. Además, aclaró que la Dirección sólo labra actas de infracción en los lugares donde detecta quema de vegetación, pero que no tiene equipamiento para apagar el fuego.
El miércoles, cuando empezaron los incendios en el predio del aeropuerto y en los cañaverales de la zona, la autobomba trabajó dentro de la aeroestación y la de los bomberos voluntarios de Tafí Viejo, en las fincas. El jefe de este cuerpo, Carlos Cambera, afirmó que todavía no se puede afirmar cuál habría sido la causa del fuego en el aeropuerto. “Nosotros trabajamos en los cañaverales”, explicó.
Vehículo importado
Otra de las autobombas del aeropuerto se había descompuesto el martes. Repararla no es una tarea fácil para los técnicos que, desde ese día, están intentando arreglar el compresor del coche. “Es un vehículo de origen holandés de funcionamiento muy complejo”, señaló Cambera.
El vehículo hidrante es todo-terreno, por lo que, en caso de que un avión se despiste, puede acudir en su ayuda sin problemas; alcanza altas velocidades en pocos segundos; puede arrojar agua, polvos químicos y espuma mientras está en movimiento, a diferencia de las demás autobombas, que deben detenerse para poder accionar la manguera.
En un aeropuerto es necesario tener una autobomba de ese tipo ya que, de acuerdo con Cambera, puede atender todo tipo de accidentes. “Tiene espuma, que se utiliza para apagar incendios de hidrocarburos, como los que se producen cuando hay derrame de combustible. Esta espuma forma una capa que se interpone entre la superficie del líquido y el oxígeno del aire, corta el suministro de aire al combustible que está ardiendo e impide que el combustible se evapore. El polvo químico está compuesto por sales que interfieren en la reacción en cadena de la llama e inhibe el fuego. Y además, tiene agua, que sirve para sofocar incendios en pastizales”, detalló.
Este tipo de coche cuesta 2 millones de dólares, y uno de tipo urbano -como el que utilizan los bomberos voluntarios de Tafí Viejo- cuesta 250.000. “Reparar un vehículo de este tipo es complicado y caro, puesto que los repuestos son importados”, aclaró.
Desde ese día, los aviones de cabotaje dejaron de aterrizar en Tucumán ya que la única autobomba del aeropuerto que funcionaba en ese momento se averió intentando sofocar el segundo incendio.
La Ley 6.253 prohíbe “en toda la provincia la quema de vegetación enraizada, arraigada, aclimatada o seca”. Además, el artículo 186 del Código Penal argentino establece sanciones de tres a 10 años de prisión o reclusión a quien cause incendios, explosiones o inundaciones. Sin embargo, incendios como los que se produjeron en las inmediaciones y en el predio del aeropuerto son comunes en Tucumán, dijeron las autoridades.
La Dirección de Ambiente de la provincia ya labró 30 actas de infracción por quema de cañaverales, a pesar de que esa repartición realizó campañas de conscientización y de prevención.
Sergio Villafañe, director de Medio Ambiente, indicó que todavía no pudieron determinar quién causó el fuego en Cevil Pozo. “Fue atípico encontrar fuego adentro del predio del aeropuerto. Si bien en un comienzo se pensaba que había sido causado por la quema de cañaverales de una finca cercana, esta teoría fue descartada porque la distancia entre un punto y el otro es muy grande”, explicó. El fuego dentro del aeropuerto estaba al sur de la pista y los cañaverales que se incendiaron, al oeste. Además, aclaró que la Dirección sólo labra actas de infracción en los lugares donde detecta quema de vegetación, pero que no tiene equipamiento para apagar el fuego.
El miércoles, cuando empezaron los incendios en el predio del aeropuerto y en los cañaverales de la zona, la autobomba trabajó dentro de la aeroestación y la de los bomberos voluntarios de Tafí Viejo, en las fincas. El jefe de este cuerpo, Carlos Cambera, afirmó que todavía no se puede afirmar cuál habría sido la causa del fuego en el aeropuerto. “Nosotros trabajamos en los cañaverales”, explicó.
Vehículo importado
Otra de las autobombas del aeropuerto se había descompuesto el martes. Repararla no es una tarea fácil para los técnicos que, desde ese día, están intentando arreglar el compresor del coche. “Es un vehículo de origen holandés de funcionamiento muy complejo”, señaló Cambera.
El vehículo hidrante es todo-terreno, por lo que, en caso de que un avión se despiste, puede acudir en su ayuda sin problemas; alcanza altas velocidades en pocos segundos; puede arrojar agua, polvos químicos y espuma mientras está en movimiento, a diferencia de las demás autobombas, que deben detenerse para poder accionar la manguera.
En un aeropuerto es necesario tener una autobomba de ese tipo ya que, de acuerdo con Cambera, puede atender todo tipo de accidentes. “Tiene espuma, que se utiliza para apagar incendios de hidrocarburos, como los que se producen cuando hay derrame de combustible. Esta espuma forma una capa que se interpone entre la superficie del líquido y el oxígeno del aire, corta el suministro de aire al combustible que está ardiendo e impide que el combustible se evapore. El polvo químico está compuesto por sales que interfieren en la reacción en cadena de la llama e inhibe el fuego. Y además, tiene agua, que sirve para sofocar incendios en pastizales”, detalló.
Este tipo de coche cuesta 2 millones de dólares, y uno de tipo urbano -como el que utilizan los bomberos voluntarios de Tafí Viejo- cuesta 250.000. “Reparar un vehículo de este tipo es complicado y caro, puesto que los repuestos son importados”, aclaró.