Secuelas de una batahola
LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
29 Agosto 2008
Una panadería ubicada justo enfrente de la sede del Tribunal Oral en lo Criminal Federal fue el comercio que se llevó la peor parte. Sus ventanales estallaron por la presión que ejercieron los manifestantes en su intento por voltear el vallado metálico (foto). A unos cuantos metros, pero sobre calle Chacabuco, una casa de iluminación también sufrió los avatares de la batahola: quedó con un vidrio del primer piso roto.

Todos los comercios de la zona cerraron sus puertas cuando se desató la gresca e incluso la mayoría bajó las persianas para evitar desmanes. Muchos transeúntes pidieron permiso para ingresar en los locales para protegerse de los piedrazos.

Vecinos de la zona salieron a los balcones para presenciar los disturbios. Muchos, incluso, filmaron el conflicto callejero con teléfonos celulares y filmadoras portátiles.
u un susto se llevaron la diputada nacional Beatriz Rojkés de Alperovich y la ministra de Educación, Silvia Rojkés de Temkin. Las hermanas se encontraban justo frente a la valla (foto superior), sobre la vereda en la que se encontraban los manifestantes de Barrios de Pie (Libres del Sur), cuando se desataron los disturbios. Fueron sacadas del lugar raudamente por personal de seguridad. Junto a ellas estuvieron el legislador Sergio Mansilla y el subsecretario de Prensa y Difusión, Ignacio Golobisky. Los ventanales de la panadería estallaron casi en el mismo momento en el que se retiraron.

El fiscal de Instrucción Penal de la II Nominación, Carlos Albaca, fue uno de los espectadores privilegiados de la gresca. Desde el balcón de su domicilio, ubicado justo en la esquina de Crisóstomo Alvarez y Chacabuco (arriba de la panadería destrozada), siguió las alternativas del conflicto. Luego, bajó y se puso en contacto con los responsables del operativo de Gendarmería. “Vamos a pedir imágenes a los canales para iniciar una investigación”, detalló el fiscal. Luego, efectivos policiales se encargaron de fotografiar los locales dañados. Tentativamente la causa está calificada como lesiones y daños intencionales.

En la línea de fuego estuvieron el legislador Héctor “Indio” Romano y el secretario de Atención a las Urgencias Sociales, Federico Masso. Ambos, referentes del kirchnerista Movimiento Barrios de Pie, se enardecieron y sacudieron las vallas cuando terminó la lectura de la parte resolutiva de la sentencia, que mantenía la detención domiciliaria para Antonio Bussi. Luego, se retiraron del lugar y manifestaron alrededor de la plaza Independencia con cánticos y bombas de estruendo.

Muchos periodistas quedaron en medio de la batahola. Los más perjudicados fueron los enviados de Canal 7. Incluso, debieron abandonar los móviles de transmisión porque estaban apostados justo en el medio de la gresca. Una combi del canal estatal quedó con el parabrisas destrozado.

Dirigentes republicanos y simpatizantes del bussismo se quedaron a presenciar hasta el final los incidentes. Con pancartas alusivas a la libertad de Antonio Domingo Bussi y de Luciano Benjamín Menéndez aplaudieron la partida de los hijos del ex gobernador y saludaron a los detenidos cuando fueron trasladados en unidades del Servicio Penitenciario Federal. Incluso, agredieron verbalmente a los dirigentes de izquierda y militantes de organismos de derechos humanos que intentaron escapar del lugar por calle Chacabuco. Uno de los entredichos lo mantuvieron con la abogada Laura Figueroa.

Los bussistas también increparon a la jueza Josefina Curi cuando esta abandonó el edificio en una camioneta 4x4. La magistrada santiagueña integró el tribunal por la excusación de Alicia Noli.

Incomoda y molesta por la situación vivida se mostró la diputada nacional por Capital Federal, Victoria Donda. La nieta recuperada, militante del Movimiento Libres del Sur, llegó a la provincia para presenciar la última jornada del juicio junto a su par, Remo Carlotto. La joven debió permanecer dentro de la sala de audiencias hasta que finalizaron los incidentes. En más de una oportunidad protagonizó entredichos con los gendarmes responsables de la seguridad. “Sobre el fallo, lo que puedo decir es que falta cárcel común. Y de esto, que es una vergüenza. Esta reacción de la gente es por la represión”, bramó la diputada cuando se le consultó por los incidentes.

Botellas de agua mineral y bolsas de azúcar quedaron esparcidas por el lugar. El agua sirvió para refrescar a los gendarmes que inhalaron el humo de los gases lacrimógenos, y el azúcar, para contrarrestar una baja de tensión.

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