10 Agosto 2008
"Después de tantos años, el Estado por fin comenzó a entender que es necesario brindarle infraestructura adecuada a los discapacitados. Sin embargo, la sociedad todavía no lo hizo". Con estas palabras, el abogado Carlos Fiori, que se especializa en temas relacionados con la discapacidad, se refirió a la destrucción de los juegos especiales del parque 9 de Julio.
El letrado dijo que los tucumanos son muy desaprensivos. "Lo mismo sucede con las rampas que se hacen en las veredas o en los edificios. La gente, en vez de dejarlas libres para que las usen quienes las necesitan, se paran encima de ellas e impiden el paso", afirmó. Fiori dijo que hasta que la sociedad tucumana no tome conciencia de la importancia que tiene mantener en buen estado aquellos elementos que los discapacitados necesitan para adaptarse a la vida social, este problema va a persistir.
"Las hamacas fueron hechas a partir de una ordenanza que ya tiene muchos años. Por fin, el Estado comenzó a intentar resolver los problemas de los discapacitados con leyes y obras. Sin embargo, el temor que se tiene es que las autoridades se cansen de arreglar las cosas que rompen los desaprensivos y que justos terminen pagando por pecadores. Tampoco se puede poner policías al lado de cada rampa o de cada hamaca para evitar que las destruyan", dijo el letrado. "Hay una falta de conciencia total en la gente", concluyó.
A propósito, en el Teatro San Martín se acaban de instalar baños para discapacitados.
El letrado dijo que los tucumanos son muy desaprensivos. "Lo mismo sucede con las rampas que se hacen en las veredas o en los edificios. La gente, en vez de dejarlas libres para que las usen quienes las necesitan, se paran encima de ellas e impiden el paso", afirmó. Fiori dijo que hasta que la sociedad tucumana no tome conciencia de la importancia que tiene mantener en buen estado aquellos elementos que los discapacitados necesitan para adaptarse a la vida social, este problema va a persistir.
"Las hamacas fueron hechas a partir de una ordenanza que ya tiene muchos años. Por fin, el Estado comenzó a intentar resolver los problemas de los discapacitados con leyes y obras. Sin embargo, el temor que se tiene es que las autoridades se cansen de arreglar las cosas que rompen los desaprensivos y que justos terminen pagando por pecadores. Tampoco se puede poner policías al lado de cada rampa o de cada hamaca para evitar que las destruyan", dijo el letrado. "Hay una falta de conciencia total en la gente", concluyó.
A propósito, en el Teatro San Martín se acaban de instalar baños para discapacitados.
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