09 Agosto 2008
MENENDEZ. El comandante retirado se negó a prestar declaración. LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
El ex comandante del III Cuerpo del Ejército con asiento en Córdoba, Luciano Benjamín Menéndez, se negó a declarar ayer en el juicio por la desaparición del senador provincial Guillermo Vargas Aignasse (PJ), ocurrida en 1976. Al fundamentar su posición, el militar retirado reiteró los conceptos que había manifestado en aquella provincia el 23 de julio pasado, antes de ser condenado a cadena perpetua por cometer delitos de lesa humanidad durante el Proceso.
“Me niego a declarar porque estos juicios son inconstitucionales”, fue su primera definición. En ese sentido, sostuvo que la Constitución Nacional, en su artículo 18, establece que ningún argentino puede ser penado sin juicio fundado en una ley anterior al hecho de la causa, ni sacado de los jueces designados también por la ley anterior. “La ley vigente cuando la subversión marxista inició el asalto armado a nuestra patria era la 14.029: Código de Justicia Militar. Tanto estaba vigente que han tenido que derogarla hace dos o tres días, por ley del Congreso, para que en el futuro cesen sus efectos. Esa ley designaba como mi juez natural al Consejo de las Fuerzas Armadas, por lo tanto, este tribunal, para mí, es incompetente”, sentenció el acusado.
Menéndez dijo que no cometió delito alguno, ratificó que actuó en una guerra contrarrevolucionaria y subrayó que es el único responsable de la actuación de su tropa.
El imputado aseguró, también, que su enjuiciamiento entraña una paradoja grotesca. “Los terroristas subversivos que, conducidos desde el extranjero, asaltaron la república en las décadas del 60 y del 70, porque no creían en nuestras instituciones democráticas y pretendían cambiarlas por grises organizaciones autoritarias de importación, ahora aprovechan, se refugian y usan esas instituciones democráticas que atacaron para juzgar a quienes las defendimos”, afirmó.
“El nuestro es el primer país en el que los compatriotas juzgan a sus soldados victoriosos que lucharon y vencieron por y para ellos. Es incomprensible que las instituciones de la república, que luchamos para defender y que existen porque triunfamos nosotros, nos juzguen hoy para regocijo y, para peor, para facilitar el éxito de quienes quisieron y quieren destruirlas y reemplazarlas por sus burdos remedos comunistas”, concluyó.
“Me niego a declarar porque estos juicios son inconstitucionales”, fue su primera definición. En ese sentido, sostuvo que la Constitución Nacional, en su artículo 18, establece que ningún argentino puede ser penado sin juicio fundado en una ley anterior al hecho de la causa, ni sacado de los jueces designados también por la ley anterior. “La ley vigente cuando la subversión marxista inició el asalto armado a nuestra patria era la 14.029: Código de Justicia Militar. Tanto estaba vigente que han tenido que derogarla hace dos o tres días, por ley del Congreso, para que en el futuro cesen sus efectos. Esa ley designaba como mi juez natural al Consejo de las Fuerzas Armadas, por lo tanto, este tribunal, para mí, es incompetente”, sentenció el acusado.
Menéndez dijo que no cometió delito alguno, ratificó que actuó en una guerra contrarrevolucionaria y subrayó que es el único responsable de la actuación de su tropa.
El imputado aseguró, también, que su enjuiciamiento entraña una paradoja grotesca. “Los terroristas subversivos que, conducidos desde el extranjero, asaltaron la república en las décadas del 60 y del 70, porque no creían en nuestras instituciones democráticas y pretendían cambiarlas por grises organizaciones autoritarias de importación, ahora aprovechan, se refugian y usan esas instituciones democráticas que atacaron para juzgar a quienes las defendimos”, afirmó.
“El nuestro es el primer país en el que los compatriotas juzgan a sus soldados victoriosos que lucharon y vencieron por y para ellos. Es incomprensible que las instituciones de la república, que luchamos para defender y que existen porque triunfamos nosotros, nos juzguen hoy para regocijo y, para peor, para facilitar el éxito de quienes quisieron y quieren destruirlas y reemplazarlas por sus burdos remedos comunistas”, concluyó.