02 Agosto 2008
El vuelo de Cobos y la guerra al campo
Cobos mantiene su perfil dialoguista aún después de la reunión que tuvo con Cristina. Durante el acto en la Rural el campo hará sentir su malestar con la política oficial. Por Angel Anaya - Columnista.
BUENOS AIRES.- La filípica presidencial a Julio Cobos no sirvió para impedir que prosiga con su vuelo propio de dialogar con quien lo solicite y mantener al día las intimidades de la realidad política. Colocado por las encuestas a la cabeza y bien alto de las expectativas, su concurrencia a Saladillo -al día siguiente de la dura reunión con Cristina-, suscitó un furor que alcanzó eco hasta en la bloqueada sala de periodistas de la Rosada.
Saladillo, administrada por un radical, celebraba 145 años de su fundación y el vicepresidente fue recibido como máximo representante de la Nación, no poniendo reparo alguno en el diálogo, tras un discurso algo anfibológico donde, en esencia, defendió su rol constitucional y advirtió sobre la necesidad de que “provincias y municipios reciban lo que, por sus derechos, les corresponde”; algo así como una invocación al quebrado régimen de coparticipación federal.
Cuando, a mediados de mes, el Senado nacional reanude su actividad, Cobos estará repleto de información para -como señaló después del bochazo de la Resolución 125- seguir ayudando al Gobierno, de lo que se jacta después de lo resuelto aquella madrugada.
La Presidenta parece no ver qué hubiera ocurrido a su Gobierno si su segundo (titular de la Cámara Alta) la hubiese acompañado, y ese celaje le impide predecir cuál será el desenlace de su relación con Cobos, el empecinado en no renunciar por muchas cosas que puedan acontecer a su alrededor.
Visión personalista
De lo que el matrimonio presidencial tiene clara conciencia es que abrió las puertas del Congreso al ruidoso debate y ahora no pueden cerrarlas. Por esa razón trata de reparar la Concertación Plural con algún resto “no cobista”, ante la certeza de que en sus propias filas hubo migraciones formales e informales que miran el futuro con la razonable perspectiva de tener que hacer campañas electorales en el interior.
El kirchnerismo puro tampoco advierte que, mientras no finalice la guerra con el campo, incursionar por las provincias será muy aventurado. Hoy podrá tomarse la temperatura en la inauguración de la Exposición Rural de Palermo, cuando se verá la línea divisoria entre tirios y troyanos.
Hasta el momento, la Mesa de Enlace no ha resuelto si Luciano Miguens será orador único como dueño de casa, o se sumará Alfredo de Angeli, cuya visita a Cobos erizó los prolijos cabellos presidenciales. De Angeli es visto, desde el poder, como un personaje infernal que sigue al vicepresidente en las encuestas y tiene un instinto golpista, a pesar de sus enfáticas referencias a la “señora Presidenta”. Algo así, tal cual dijimos aquí, como un pretexto en que se basa la presunta estrategia de abandonar el poder ante la imposibilidad de gobernar.
Pero el “agitador de Gualeguaychú” sólo es sustentable por el combustible político que le suministra el matrimonio presidencial con su sostenida e incomprensible guerra al campo. (De nuestra Sucursal)
Saladillo, administrada por un radical, celebraba 145 años de su fundación y el vicepresidente fue recibido como máximo representante de la Nación, no poniendo reparo alguno en el diálogo, tras un discurso algo anfibológico donde, en esencia, defendió su rol constitucional y advirtió sobre la necesidad de que “provincias y municipios reciban lo que, por sus derechos, les corresponde”; algo así como una invocación al quebrado régimen de coparticipación federal.
Cuando, a mediados de mes, el Senado nacional reanude su actividad, Cobos estará repleto de información para -como señaló después del bochazo de la Resolución 125- seguir ayudando al Gobierno, de lo que se jacta después de lo resuelto aquella madrugada.
La Presidenta parece no ver qué hubiera ocurrido a su Gobierno si su segundo (titular de la Cámara Alta) la hubiese acompañado, y ese celaje le impide predecir cuál será el desenlace de su relación con Cobos, el empecinado en no renunciar por muchas cosas que puedan acontecer a su alrededor.
Visión personalista
De lo que el matrimonio presidencial tiene clara conciencia es que abrió las puertas del Congreso al ruidoso debate y ahora no pueden cerrarlas. Por esa razón trata de reparar la Concertación Plural con algún resto “no cobista”, ante la certeza de que en sus propias filas hubo migraciones formales e informales que miran el futuro con la razonable perspectiva de tener que hacer campañas electorales en el interior.
El kirchnerismo puro tampoco advierte que, mientras no finalice la guerra con el campo, incursionar por las provincias será muy aventurado. Hoy podrá tomarse la temperatura en la inauguración de la Exposición Rural de Palermo, cuando se verá la línea divisoria entre tirios y troyanos.
Hasta el momento, la Mesa de Enlace no ha resuelto si Luciano Miguens será orador único como dueño de casa, o se sumará Alfredo de Angeli, cuya visita a Cobos erizó los prolijos cabellos presidenciales. De Angeli es visto, desde el poder, como un personaje infernal que sigue al vicepresidente en las encuestas y tiene un instinto golpista, a pesar de sus enfáticas referencias a la “señora Presidenta”. Algo así, tal cual dijimos aquí, como un pretexto en que se basa la presunta estrategia de abandonar el poder ante la imposibilidad de gobernar.
Pero el “agitador de Gualeguaychú” sólo es sustentable por el combustible político que le suministra el matrimonio presidencial con su sostenida e incomprensible guerra al campo. (De nuestra Sucursal)
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