Un difícil gatopardismo

Un difícil gatopardismo

La Presidenta deberá analizar cómo recuperar poder y control en el Congreso de la Nación. Es impensado que Néstor Kirchner se aleje de la escena política. Por Angel Anaya - Columnista.

19 Julio 2008
BUENOS AIRES.- Es considerable la metamorfosis gubernamental provocada por el efecto Cobos en el Senado, por lo cual es muy apresurado pretender que la Presidenta y su círculo de colaboradores desconcertados se pronuncien rápidamente sobre el futuro inmediato. Fundamentalmente acerca del nuevo perfil de gestión necesario para no quedar en el vacío. Esto debe ser comprendido por la heterogénea oposición que hizo del vicepresidente un Quijote criollo. Más importante que haber puesto fin a la vigencia de la Resolución 125 será, sin duda, el perturbador tumor que hoy representa Néstor para Cristina y la radiografía complicada que presenta el peronismo K, ese raro partido sin padrón de afiliados que organizó su presidente. Como el histórico rey Pirro, al matrimonio le urge ahora conocer la tropa con que cuenta antes de lanzarse a la batalla. La reunión de la Presidenta con los legisladores que le fueron fieles es un primer paso y, por cierto, la primera que realiza con sus bloques desde que asumió, en los que ha habido numerosas deserciones. El encuentro le permitirá a Cristina advertir con qué rumbo marchará el Parlamento; es decir, si los representantes comenzarán a liquidar delegaciones de facultades que hicieron del Congreso la desprestigiada escribanía del Ejecutivo.
Una vez que se aclare ese incierto horizonte, será menester pasar revista a los gobernadores fieles o cooptados, entre los que se observa ahora un discurso ambiguo que invoca la gafe de Néstor ante el Congreso comprometiéndose a respetar el resultado. Recién cuando el matrimonio presidencial haya recorrido ese laberinto estará en condiciones de plantear una estrategia  y comenzar el diálogo con la Comisión de Enlace. Solamente en estado de paranoia podía pretenderse imponer la Resolución 125 que generó el conflicto, o suponer que es posible gobernar tras el foso y las murallas del castillo del poder. Si la Presidenta resolvió enviar al Congreso el debate de ese raro proyecto rechazado fue por las claras señales que le dio la Corte Suprema contra la validez de la medida que provocó el conflicto.
Ahora en el máximo tribunal se transparenta satisfacción por la definición democrática del entuerto y, en consecuencia, hay ya una clara predisposición en el Poder Judicial a recibir los centenares de recursos de amparo que podría provocar una pertinaz y ciega insistencia gubernamental con el mismo rumbo confiscatorio. Todo se ha vuelto contra ese estilo de gestión cuya suerte mantuvo despierta en la madrugada del jueves a la sociedad desde el Faro del fin del Mundo hasta Humahuaca. Pero todavía resta una incógnita fundamental y es cuando algún fantasioso imagina que el ex presidente Kirchner sería nombrado embajador itinerante alrededor del mundo. (De nuestra Sucursal)

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