La negligencia se llevó una vida

La negligencia se llevó una vida

Por Miguel Velardez - Redacción LA GACETA.

10 Julio 2008
Hubo negligencia. La tribuna tubular, instalada con la precariedad de un castillo de naipes, no soportó el peso de tanta gente sobre sus tablones de madera. Algunos podrán definirlo como un accidente, pero pudo haberse evitado. La obsesión por mostrar el poder de convocatoria, llevando a 25.000 o 30.000 personas, hundió al oficialismo en un trágico error de cálculo. Con semejante espacio libre en el hipódromo, no había necesidad de montar esos frágiles tablados y, en todo caso, podrían haber controlado que no subiera más gente de la que debía.
El minuto de silencio que pidió la Presidenta no fue suficiente. Mientras trasladaban a los heridos, algunos pensaron que el acto se suspendía, pero todo siguió su camino tan presuroso como el trayecto que hicieron las ambulancias. En su fuero interno, Cristina Fernández de Kirchner debió presentir que el costo político sería mayor con el correr de los días. Todavía se recuerda la muerte de Carlos Marriera, en la Plaza de Mayo, y ahora vuelve a enlutarse un acto oficialista.
El rostro desencajado del gobernador José Alperovich demostraba su aflicción por las consecuencias de la desgracia, que pudo haber sido más grave. En un instante, la imprevisión desplomó la celebración del kirchnerismo.

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