03 Julio 2008
BOGOTA.- La situación actual de las estructuras de las FARC es difícil saberlo, y más cuando la guerrilla se encerró en un mutismo estratégico para evitar que la inteligencia estatal detecte a sus cuadros. Sin embargo, datos oficiales e incluso reportes de la guerrilla proyectan algunas cifras aproximadas, por lo menos en el campo militar.
En 2002, antes de la llegada de Alvaro Uribe al poder, se calculaba que las FARC tenían entre 18.000 y 20.000 hombres en armas. Hoy, esa fuerza se redujo a unos 11.000. No sólo disminuyeron sus tropas por los muertos que les causó el Ejército colombiano y por las deserciones, sino que también se menguaron sus estructuras básicas de combate: de 72 frentes activos (un frente es un cuerpo que se sitúa en una región y cuenta con unos 150 hombres) que tenían en 2002, cinco fueron desmantelados por operaciones militares y 35 diezmados. Les quedan 32 frentes activos y combatiendo, algunos de estos muy numerosos, con más de 200 hombres.
Además de estas células más estables, las FARC tienen unas estructuras móviles, en constante movimiento, golpeando y retrocediendo. Según su tamaño se dividen en columnas (más grandes) y compañías (más chicas). Estas últimas están adscritas a alguna de las siete grandes divisiones de las FARC, conocidas como Bloques o Comandos Conjuntos. Las columnas móviles en actividad serían 15. Perdieron unas, pero formaron otras nuevas. Antes tenían unas 20 compañías, y ahora son 13.
En sus 45 años de existencia, las FARC también desarrollaron otras estructuras móviles y descentralizadas para resistir la larga y costosa ofensiva militar, con que el gobierno de Uribe lleva enfrentándolas en los últimos seis años. En suma, las FARC recibieron duros golpes militares en número y en estructura, pero aún tienen un pie de fuerza lo suficientemente grande y flexible para resistir quién sabe por cuánto tiempo.
Las FARC perdieron zonas estratégicas y el arraigo urbano que habían empezado a construir, y también se quedaron sin el área rural de Bogotá, de donde fueron expulsados definitivamente por la acción del Estado. En pocas zonas crecieron, básicamente donde aumentan los cultivos de coca y las ganancias del negocio ilegal. En lo político perdieron prácticamente la guerra en Colombia. Tienen escaso arraigo popular. Sólo donde los militantes tienen a sus familias. (Especial)
En 2002, antes de la llegada de Alvaro Uribe al poder, se calculaba que las FARC tenían entre 18.000 y 20.000 hombres en armas. Hoy, esa fuerza se redujo a unos 11.000. No sólo disminuyeron sus tropas por los muertos que les causó el Ejército colombiano y por las deserciones, sino que también se menguaron sus estructuras básicas de combate: de 72 frentes activos (un frente es un cuerpo que se sitúa en una región y cuenta con unos 150 hombres) que tenían en 2002, cinco fueron desmantelados por operaciones militares y 35 diezmados. Les quedan 32 frentes activos y combatiendo, algunos de estos muy numerosos, con más de 200 hombres.
Además de estas células más estables, las FARC tienen unas estructuras móviles, en constante movimiento, golpeando y retrocediendo. Según su tamaño se dividen en columnas (más grandes) y compañías (más chicas). Estas últimas están adscritas a alguna de las siete grandes divisiones de las FARC, conocidas como Bloques o Comandos Conjuntos. Las columnas móviles en actividad serían 15. Perdieron unas, pero formaron otras nuevas. Antes tenían unas 20 compañías, y ahora son 13.
En sus 45 años de existencia, las FARC también desarrollaron otras estructuras móviles y descentralizadas para resistir la larga y costosa ofensiva militar, con que el gobierno de Uribe lleva enfrentándolas en los últimos seis años. En suma, las FARC recibieron duros golpes militares en número y en estructura, pero aún tienen un pie de fuerza lo suficientemente grande y flexible para resistir quién sabe por cuánto tiempo.
Las FARC perdieron zonas estratégicas y el arraigo urbano que habían empezado a construir, y también se quedaron sin el área rural de Bogotá, de donde fueron expulsados definitivamente por la acción del Estado. En pocas zonas crecieron, básicamente donde aumentan los cultivos de coca y las ganancias del negocio ilegal. En lo político perdieron prácticamente la guerra en Colombia. Tienen escaso arraigo popular. Sólo donde los militantes tienen a sus familias. (Especial)
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