01 Julio 2008
UNA TARDE DIFERENTE. Con banderas, mate y bollo, una multitud salió a la calle mirar pasar a los presidentes.
"¿Ese era Chávez?", preguntó con tono de desilusión Lucía Alvarez. "¡Sí! ¿No lo viste saludar?", le respondió excitada su hermana Josefina. "¡Uh! Era muy oscuro el vidrio del auto", se resignó la adolescente de 17 años. "¡Ehh! Podría haber tirado algunos dólares por la ventanilla, che", exclamó desde su bicicleta Alberto Gómez, e hizo estallar una carcajada multitudinaria en la esquina de Gobernador del Campo y Coronel Suárez. Allí, muchas personas se congregaron ayer por la tarde para ver desfilar las comitivas presidenciales entre el aeropuerto y el hotel Catalinas Park.
A las 15.30 el asfalto de la avenida se calentaba al sol sin que nadie pudiera pisarlo. Pero las veredas eran un hervidero. Los asientos duros de las paradas de colectivos se habían convertido en la platea perfecta y los vecinos se apretujaban para poder ver con comodidad el desfile.
El sopor de la siesta en la zona del parque se terminó de disipar cuando los motoristas de la Policía Federal aparecieron haciendo zigzag a mucha velocidad. Entre mate y mate, a Filomena Gutiérrez le pasó por delante como un relámpago el Mercedes Benz que transportaba al presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos. "¿Quién era ese? ¿Evo?", le preguntó desorientada la mujer de 72 años a su vecina Alcira. "¿El de Paraguay? No lo conozco. Yo quiero verlo a Evo, tan humilde que es...", dijo la mujer tras recibir la respuesta.
A Rosa López le dolía la espalda y la anemia le hacía más difícil cada movimiento. Pero igual había decidido ir desde Jujuy al 3.000, donde vive, hasta el negocio de su hija Adriana, en Gobernador del Campo al 500.
Sentada al sol aguardaba ansiosa el paso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Y no tuvo que esperar demasiado. Detrás de la escolta de motoristas apareció una combi blanca. "¡Ahí viene la ?presi?", gritó Alvaro Acosta tras divisar a más de 50 metros una mano que saludaba desde la ventanilla. Despacio y con las balizas encendidas, el vehículo recorrió la avenida. Los vecinos hicieron hondear banderines celestes y blancos mientras la presidenta saludaba.
Un handy dio la noticia
Pasó Cristina y las expectativas volvieron a crecer al ritmo de un rumor. Los policías apostados en la esquina de Gobernador del Campo y Coronel Suárez comenzaron a moverse nerviosos. A lo lejos se escuchaban las sirenas y, finalmente, un handy policial con el volumen muy alto dio la noticia: "Chavez ya pasó el puente de Alderetes"; el venezolano estaba en camino. "Es el más famoso. Y además, es simpático. Por eso vine a verlo", contó Johana, una chica de 20 años que había llegado en bicicleta desde Villa 9 de Julio con sus primas Karen y Julieta.
Tras el paso de su comitiva, que fue recibida por una avalancha de aplausos, la excitación se fue disipando de a poco. El tiempo pasaba, el sol caía y una brisa fresca fue alejando a muchas personas.
Sin embargo, en la playa de la estación de servicio que está en esa zona todavía había algunos entusiastas. El Mercedes de la presidenta chilena Michelle Bachelet pasó a muchísima velocidad cuando la noche ya caía sobre el parque 9 de Julio. La siguió Evo Morales que, aunque fue casi imposible divisar su figura detrás del vidrio polarizado, despertó aplausos en la cada vez más raleada concurrencia.
De los mandatarios extranjeros fue quizás el más gentil. Tabaré Vázquez pasó a poca velocidad y saludando constantemente. Pero ya casi no quedaba nadie para verlo. Ni hablar de cuando le tocó el turno al brasileño Lula Da Silva: eran casi las 20.30 y ya sólo había automovilistas y ciclistas que esperaban ansiosos que la Policía habilitara el tránsito nuevamente.
DEJARON A SUS HIJOS jugando al fútbol en el parque y se sentaron en el cordón cuneta. Trinidad Plano Ganin, Bernarda Rojas y Yolanda Ganin llevaron una canasta con mate, bollo y galletitas. "Nos parece que la Cumbre del Mercosur es algo único que no sabemos si se va a repetir en Tucumán. Por eso nos vinimos a ver pasar a los presidentes", dijo Trinidad.
SE SENTO EN UN CANTERO y, mientras su esposa tejía, él entretenía a sus tres hijos. Guillermo Farfán llevó a toda su familia a la avenida Gobernador del Campo porque consideró que el desfile de comitivas presidenciales era un espectáculo digno de verse. "Es algo diferente que no pasa todos los días", comentó.
INDIGNADA, increpó a los Policías. Lorena Díaz Fernández les dijo a los agentes apostados en Gobernador del Campo y Coronel Suárez que acababa de ser víctima de un robo. "Hace media hora me abrieron el auto y me robaron todo lo que había adentro. Llamé a la comisaría 10ª y me dijeron que no me pueden tomar la denuncia porque todos los Policías están afectados a la Cumbre. Los vecinos estamos todos desprotegidos", denunció a LA GACETA la mujer.
EN EL PARQUE 9 DE JULIO muchas personas aprovecharon la tarde para jugar al fútbol o practicar otros deportes. "La verdad es que no me llama mucho la atención la Cumbre. Pero me vine a correr un rato porque el día está hermoso. Además, estaría bueno poder ver a algunos de los presidentes. Me da curiosidad saber cómo será Hugo Chávez si se lo ve en persona", explicó, agitado Alberto Alvarado.
A las 15.30 el asfalto de la avenida se calentaba al sol sin que nadie pudiera pisarlo. Pero las veredas eran un hervidero. Los asientos duros de las paradas de colectivos se habían convertido en la platea perfecta y los vecinos se apretujaban para poder ver con comodidad el desfile.
El sopor de la siesta en la zona del parque se terminó de disipar cuando los motoristas de la Policía Federal aparecieron haciendo zigzag a mucha velocidad. Entre mate y mate, a Filomena Gutiérrez le pasó por delante como un relámpago el Mercedes Benz que transportaba al presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos. "¿Quién era ese? ¿Evo?", le preguntó desorientada la mujer de 72 años a su vecina Alcira. "¿El de Paraguay? No lo conozco. Yo quiero verlo a Evo, tan humilde que es...", dijo la mujer tras recibir la respuesta.
A Rosa López le dolía la espalda y la anemia le hacía más difícil cada movimiento. Pero igual había decidido ir desde Jujuy al 3.000, donde vive, hasta el negocio de su hija Adriana, en Gobernador del Campo al 500.
Sentada al sol aguardaba ansiosa el paso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Y no tuvo que esperar demasiado. Detrás de la escolta de motoristas apareció una combi blanca. "¡Ahí viene la ?presi?", gritó Alvaro Acosta tras divisar a más de 50 metros una mano que saludaba desde la ventanilla. Despacio y con las balizas encendidas, el vehículo recorrió la avenida. Los vecinos hicieron hondear banderines celestes y blancos mientras la presidenta saludaba.
Un handy dio la noticia
Pasó Cristina y las expectativas volvieron a crecer al ritmo de un rumor. Los policías apostados en la esquina de Gobernador del Campo y Coronel Suárez comenzaron a moverse nerviosos. A lo lejos se escuchaban las sirenas y, finalmente, un handy policial con el volumen muy alto dio la noticia: "Chavez ya pasó el puente de Alderetes"; el venezolano estaba en camino. "Es el más famoso. Y además, es simpático. Por eso vine a verlo", contó Johana, una chica de 20 años que había llegado en bicicleta desde Villa 9 de Julio con sus primas Karen y Julieta.
Tras el paso de su comitiva, que fue recibida por una avalancha de aplausos, la excitación se fue disipando de a poco. El tiempo pasaba, el sol caía y una brisa fresca fue alejando a muchas personas.
Sin embargo, en la playa de la estación de servicio que está en esa zona todavía había algunos entusiastas. El Mercedes de la presidenta chilena Michelle Bachelet pasó a muchísima velocidad cuando la noche ya caía sobre el parque 9 de Julio. La siguió Evo Morales que, aunque fue casi imposible divisar su figura detrás del vidrio polarizado, despertó aplausos en la cada vez más raleada concurrencia.
De los mandatarios extranjeros fue quizás el más gentil. Tabaré Vázquez pasó a poca velocidad y saludando constantemente. Pero ya casi no quedaba nadie para verlo. Ni hablar de cuando le tocó el turno al brasileño Lula Da Silva: eran casi las 20.30 y ya sólo había automovilistas y ciclistas que esperaban ansiosos que la Policía habilitara el tránsito nuevamente.
Fútbol y tejidos
DEJARON A SUS HIJOS jugando al fútbol en el parque y se sentaron en el cordón cuneta. Trinidad Plano Ganin, Bernarda Rojas y Yolanda Ganin llevaron una canasta con mate, bollo y galletitas. "Nos parece que la Cumbre del Mercosur es algo único que no sabemos si se va a repetir en Tucumán. Por eso nos vinimos a ver pasar a los presidentes", dijo Trinidad.
SE SENTO EN UN CANTERO y, mientras su esposa tejía, él entretenía a sus tres hijos. Guillermo Farfán llevó a toda su familia a la avenida Gobernador del Campo porque consideró que el desfile de comitivas presidenciales era un espectáculo digno de verse. "Es algo diferente que no pasa todos los días", comentó.
INDIGNADA, increpó a los Policías. Lorena Díaz Fernández les dijo a los agentes apostados en Gobernador del Campo y Coronel Suárez que acababa de ser víctima de un robo. "Hace media hora me abrieron el auto y me robaron todo lo que había adentro. Llamé a la comisaría 10ª y me dijeron que no me pueden tomar la denuncia porque todos los Policías están afectados a la Cumbre. Los vecinos estamos todos desprotegidos", denunció a LA GACETA la mujer.
EN EL PARQUE 9 DE JULIO muchas personas aprovecharon la tarde para jugar al fútbol o practicar otros deportes. "La verdad es que no me llama mucho la atención la Cumbre. Pero me vine a correr un rato porque el día está hermoso. Además, estaría bueno poder ver a algunos de los presidentes. Me da curiosidad saber cómo será Hugo Chávez si se lo ve en persona", explicó, agitado Alberto Alvarado.
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