22 Junio 2008
La producción como prioridad
En toda Nación normal la primera prioridad es aumentar la producción, a fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes. En la Argentina, a partir del 2001, la actividad agrícola, llevada por la mejora internacional de los precios de los commodities, fue la única que sin ningún apoyo crediticio y de la mano de un cambio tecnológico comenzó a crecer de una manera avasallante. Este mejoramiento se tradujo en que el capital industrial que había caído en estado de paralización sin hacer inversiones fuera retomando su ritmo. Llevado por el campo el país volvió a ver una realidad de progreso. Hasta la salida de la nefasta resolución 125 el campo era una locomotora que había cambiado todo el interior. ¿Después de 101 días que se ha paralizado y dividido al país alguien con medio dedo de frente puede sostener que hay que mantener la 125? Decir que para los ojos del mundo la Argentina está loca es quedarnos cortos.
El desencuentro
En forma cíclica, La Argentina, padeció de gobiernos que provocaron, con errores, demagogia y nepotismo, crisis sociales y la enajenación del Patrimonio Nacional; cuyas nefastas consecuencias perduran (desocupación, miseria, hambre, drogadicción y auge del delito). Falta la osadía de ponerle el cascabel al gato. El crecimiento económico-industrial-tecnológico está condicionado por la oferta de la energía restringida, baja producción, inflación, estancamiento, demanda insatisfecha, obras faraónicas, nuevos empréstitos e impagable deuda externa. Sin embargo, algunos sacian sus apetitos de poder y riqueza, sin límites, con lamentable silencio de nuestros representantes. Si los que gobiernan Argentina -y el mundo-, mayoritariamente profesan algunas de las tres religiones monoteístas, con un tronco común y principios análogos, es inadmisible tantas calamidades, evitables si se privilegiaran el interés general y el sentido común.
En toda Nación normal la primera prioridad es aumentar la producción, a fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes. En la Argentina, a partir del 2001, la actividad agrícola, llevada por la mejora internacional de los precios de los commodities, fue la única que sin ningún apoyo crediticio y de la mano de un cambio tecnológico comenzó a crecer de una manera avasallante. Este mejoramiento se tradujo en que el capital industrial que había caído en estado de paralización sin hacer inversiones fuera retomando su ritmo. Llevado por el campo el país volvió a ver una realidad de progreso. Hasta la salida de la nefasta resolución 125 el campo era una locomotora que había cambiado todo el interior. ¿Después de 101 días que se ha paralizado y dividido al país alguien con medio dedo de frente puede sostener que hay que mantener la 125? Decir que para los ojos del mundo la Argentina está loca es quedarnos cortos.
Carlos F. Espejo
[email protected]
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El desencuentro
En forma cíclica, La Argentina, padeció de gobiernos que provocaron, con errores, demagogia y nepotismo, crisis sociales y la enajenación del Patrimonio Nacional; cuyas nefastas consecuencias perduran (desocupación, miseria, hambre, drogadicción y auge del delito). Falta la osadía de ponerle el cascabel al gato. El crecimiento económico-industrial-tecnológico está condicionado por la oferta de la energía restringida, baja producción, inflación, estancamiento, demanda insatisfecha, obras faraónicas, nuevos empréstitos e impagable deuda externa. Sin embargo, algunos sacian sus apetitos de poder y riqueza, sin límites, con lamentable silencio de nuestros representantes. Si los que gobiernan Argentina -y el mundo-, mayoritariamente profesan algunas de las tres religiones monoteístas, con un tronco común y principios análogos, es inadmisible tantas calamidades, evitables si se privilegiaran el interés general y el sentido común.
Pablo Ricardo Lagartera
Casa 7-Manzana “D”-Bº Belgrano. Los Ralos
Casa 7-Manzana “D”-Bº Belgrano. Los Ralos
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