20 Junio 2008
“Ojalá consiga combustible”, rogaba Karina Serpa. Ella estaba en su moto con su hermana y su hijo de tres años, y debía buscar de la escuela a sus hijas de seis y cinco años. “Esta es la única forma en que puedo traerlas a clases. Si no consigo nafta, debemos caminar dos kilómetros”, contó la mujer con lágrimas en los ojos, mientras esperaba para cargar combustible en la Refinor frente a la ex terminal de ómnibus.
Karina y su familia viven en San Andrés, y la única empresa de ómnibus en la que pueden trasladarse hacia la capital suspendió sus servicios el miércoles. “Nadie sabe cuándo volverán a circular los coches de El Tigre, y la gasolinera más cercana a mi casa no tiene nafta”, relató. Por eso, varias veces, Karina y sus hijas tuvieron que caminar desde San Andrés hasta el barrio Ejército Argentino, donde queda la escuela de las niñas.
Algunos surtidores reabrieron sus puertas ayer, por lo que la espera, en muchos casos, se acortó. “Pude cargar nafta en menos de 15 minutos”, contó Juan Manuel Diósquez, que estaba en la YPF de avenida Roca y Frías Silva. A ese surtidor se sumó el de YPF ubicado al lado de la terminal de ómnibus, que tuvo combustible durante un par de horas, hasta ayer a la tarde. En las estaciones se podía cargar entre $ 20 y $ 50 de nafta y $ 20 de gasoil.
En otras gasolineras se mantuvieron las largas colas y las esperas interminables. “Necesito cargar combustible para repartir el pedido. Si no, no podré seguir trabajando”, contó Patricio Escalante, conductor de un camión distribuidor de lácteos, que llevaba esperando tres horas en la estación Refinor de Mate de Luna y Helguera.
Para amenizar la espera, Fernando y Alberto llenaron un carrito con un termo con café, gaseosa, galletas y caramelos y los vendieron entre los conductores que esperaban para cargar combustible.
Karina y su familia viven en San Andrés, y la única empresa de ómnibus en la que pueden trasladarse hacia la capital suspendió sus servicios el miércoles. “Nadie sabe cuándo volverán a circular los coches de El Tigre, y la gasolinera más cercana a mi casa no tiene nafta”, relató. Por eso, varias veces, Karina y sus hijas tuvieron que caminar desde San Andrés hasta el barrio Ejército Argentino, donde queda la escuela de las niñas.
Algunos surtidores reabrieron sus puertas ayer, por lo que la espera, en muchos casos, se acortó. “Pude cargar nafta en menos de 15 minutos”, contó Juan Manuel Diósquez, que estaba en la YPF de avenida Roca y Frías Silva. A ese surtidor se sumó el de YPF ubicado al lado de la terminal de ómnibus, que tuvo combustible durante un par de horas, hasta ayer a la tarde. En las estaciones se podía cargar entre $ 20 y $ 50 de nafta y $ 20 de gasoil.
En otras gasolineras se mantuvieron las largas colas y las esperas interminables. “Necesito cargar combustible para repartir el pedido. Si no, no podré seguir trabajando”, contó Patricio Escalante, conductor de un camión distribuidor de lácteos, que llevaba esperando tres horas en la estación Refinor de Mate de Luna y Helguera.
Para amenizar la espera, Fernando y Alberto llenaron un carrito con un termo con café, gaseosa, galletas y caramelos y los vendieron entre los conductores que esperaban para cargar combustible.
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