11 Mayo 2008
VEHICULOS ESPECIALES. La industria automotriz también contempla las necesidades de las personas con discapacidades.
“Las personas lisiadas tendrán derecho, en la forma y bajo las condiciones que establezca la reglamentación, a acogerse a los beneficios que por esta ley se les acuerda con el objeto de facilitarles la adquisición de automotores para uso personal, a fin de que ejerzan una profesión, o realicen estudios, otras actividades, y/o desarrollen una normal vida de relación, que propendan a su integral habilitación dentro de la sociedad...”, expresa el artículo 1 de la Ley 19.279.
No obstante, Reynaldo Reynaga, jubilado bancario y discapacitado por una parálisis infantil en su pierna derecha, desde los cinco años, decidió adquirir un auto común para movilizarse.
El ex empleado del desaparecido Banco Comercial del Norte, hoy propietario y conductor de un Fiat Uno se ingenia para conducirlo, ya que decidió prescindir de la tecnología por una cuestión práctica y también económica. “Una vez hice adaptar con un mecánico discapacitado de esta provincia una palanca de cambios y embrague manual a la berlina Fiat 1500 que tenía. No me dio resultado porque la varilla colocada al acelerador para que pudiera hacerlo con mi mano derecha me dejó la extremidad a la miseria”, contó el otrora bancario que hace treinta años se casó con una leonina y es padre de tres hijos, dos ellos casi profesionales en la actualidad, y que vive en una de las diagonales del barrio Padilla.
“Hoy los adelantos tecnológicos pueden ayudar al discapacitado a resolver numerosas situaciones que antes eran utópicas pero no están al alcance de cualquiera”, enfatizó.
Reynaga conduce a velocidad prudente su automóvil. Para acelerar empuja con su mano derecha su pierna inmóvil del mismo lado y con el miembro inferior izquierdo empuja el pedal del embrague y el del freno con ingeniosa destreza.
No obstante, Reynaldo Reynaga, jubilado bancario y discapacitado por una parálisis infantil en su pierna derecha, desde los cinco años, decidió adquirir un auto común para movilizarse.
El ex empleado del desaparecido Banco Comercial del Norte, hoy propietario y conductor de un Fiat Uno se ingenia para conducirlo, ya que decidió prescindir de la tecnología por una cuestión práctica y también económica. “Una vez hice adaptar con un mecánico discapacitado de esta provincia una palanca de cambios y embrague manual a la berlina Fiat 1500 que tenía. No me dio resultado porque la varilla colocada al acelerador para que pudiera hacerlo con mi mano derecha me dejó la extremidad a la miseria”, contó el otrora bancario que hace treinta años se casó con una leonina y es padre de tres hijos, dos ellos casi profesionales en la actualidad, y que vive en una de las diagonales del barrio Padilla.
“Hoy los adelantos tecnológicos pueden ayudar al discapacitado a resolver numerosas situaciones que antes eran utópicas pero no están al alcance de cualquiera”, enfatizó.
Reynaga conduce a velocidad prudente su automóvil. Para acelerar empuja con su mano derecha su pierna inmóvil del mismo lado y con el miembro inferior izquierdo empuja el pedal del embrague y el del freno con ingeniosa destreza.