09 Mayo 2008
ZAFRA INMINENTE. En los próximos días, la tarea de recolección de caña de azúcar adquirirá un importante nivel de trabajo en los campos tucumanos.
La Sociedad Argentina de Técnicos de la Caña de Azúcar (Satca), en su Reunión Anual realizada días pasados en Tucumán, organizó una mesa dedicada a tratar las cuestiones ambientales relacionadas con la producción azucarera, como una forma de contribuir al aporte de conocimientos e ideas para enfrentar esta problemática, de gran trascendencia actual para el progreso y el fortalecimiento de una actividad sucro alcoholera sustentable, tanto en lo económico como en lo social y ambiental.
Integraron esta mesa Eduardo Romero, de la EEAOC, que se refirió al tema “Quema en la actividad azucarera”; Pedro Juncosa y Juan Gutiérrez, del Ingenio y Refinería de San Martín del Tabacal, abordaron el tema “Recuperación de los residuos orgánicos de la industria sucro alcoholera y su utilización como enmiendas agrícolas”, y Guillermo Fadda, de la EEAOC, que se refirió a la “Caracterización de las condiciones del área cañera para el uso de las vinazas”.
La caña de azúcar tiene un alto potencial para generar productos alimenticios, energéticos e insumos, cuyo aprovechamiento exige la generalización agroindustrial de sistemas de producción sustentables. “El empleo del fuego, antes o después de la cosecha, es totalmente incompatible en este contexto productivo y debe ser abandonado en los próximos años”, opinó Gutiérrez. “El proceso de eliminación de la quema debe ser acelerado por las políticas, las legislaciones y los controles del Estado y por las acciones del sector agroindustrial, motivados por la necesidad de satisfacer el reclamo de la sociedad de vivir en un ambiente más limpio y por el interés económico de efectuar un aprovechamiento integral de la biomasa de la caña”, insistió.
Entre las principales acciones requeridas, se destaca la implementación de un programa de educación y concientización de la comunidad, respecto del impacto negativo del uso del fuego en cualquier actividad y de los daños que ocasionan las quemas vandálicas.
También es importante implementar acciones de prevención y control del fuego y la aplicación de las leyes. En caña de azúcar, se destaca el fomento de la cosecha en verde y el manejo de los residuos de cosecha, asociados a la necesidad de eliminar el empleo del fuego en las etapas productivas.
Simultáneamente, durante el proceso de la eliminación, difundir la aplicación de medidas preventivas para disminuir las posibilidades de avance del fuego accidental y/o vandálico en los cañaverales (limpieza de callejones y alambrados, brechas cortafuegos, etc.).
A su turno, los técnicos del Ingenio Tabacal expusieron sobre las distintas etapas para el abordaje del problema, desde la cuantificación y caracterización de los residuos, pasando por el desarrollo y la puesta en marcha de los sistemas para su recuperación, y la adecuación de su estado físico para su uso y distribución. De especial interés resultaron sus experiencias sobre cachaza, vinaza, cenizas de humos y grilla de caldera y basura de conductora, y su adecuación para utilizarlos minimizando el transporte y movimientos y mejorar la calidad y fluidez.
La concentración de vinazas en piletas de evaporación, con resultados que en las condiciones de Tabacal le permiten concentrar desde 13 hasta 26, 39 y 50°Brix, el secado y enriquecimiento de la cachaza en playas, la recuperación de cenizas de lavado de humos de caldera con un 95% de eficiencia, con bajos costos operativos y de inversión y los resultados ambientales, agronómicos y económicos obtenidos, fue destacada por los expositores.
En su exposición, Fadda puntualizó que, en dosis controlada, existen antecedentes de los efectos beneficiosos de la aplicación de vinaza en suelos y en el cultivo de la caña de azúcar. Pero se registran, también, antecedentes desfavorables por usos inadecuados, como ser dosis excesivas o sobre suelos no adecuados. Fadda repasó las características y la composición de las vinazas producidas en Tucumán y a su aptitud para su aplicación mediante el riego o como fertilizante y enmienda mediante la práctica de la fertirrigación.
Analizó también las condiciones edáficas e hidrogeológicas de las áreas cañeras y su relación con las prácticas de riego y la fertilización (potásica). Expuso metodologías para la determinación de las dosis de vinaza en función de características edáficas y los requerimientos del cultivo, tendientes a evitar los efectos desfavorables sobre suelos y producción. Señaló la necesidad de establecer monitoreos permanentes sobre suelos y aguas freáticas, que permitan suspender, rectificar y/o establecer rotaciones en las prácticas utilizadas.
Integraron esta mesa Eduardo Romero, de la EEAOC, que se refirió al tema “Quema en la actividad azucarera”; Pedro Juncosa y Juan Gutiérrez, del Ingenio y Refinería de San Martín del Tabacal, abordaron el tema “Recuperación de los residuos orgánicos de la industria sucro alcoholera y su utilización como enmiendas agrícolas”, y Guillermo Fadda, de la EEAOC, que se refirió a la “Caracterización de las condiciones del área cañera para el uso de las vinazas”.
La caña de azúcar tiene un alto potencial para generar productos alimenticios, energéticos e insumos, cuyo aprovechamiento exige la generalización agroindustrial de sistemas de producción sustentables. “El empleo del fuego, antes o después de la cosecha, es totalmente incompatible en este contexto productivo y debe ser abandonado en los próximos años”, opinó Gutiérrez. “El proceso de eliminación de la quema debe ser acelerado por las políticas, las legislaciones y los controles del Estado y por las acciones del sector agroindustrial, motivados por la necesidad de satisfacer el reclamo de la sociedad de vivir en un ambiente más limpio y por el interés económico de efectuar un aprovechamiento integral de la biomasa de la caña”, insistió.
Entre las principales acciones requeridas, se destaca la implementación de un programa de educación y concientización de la comunidad, respecto del impacto negativo del uso del fuego en cualquier actividad y de los daños que ocasionan las quemas vandálicas.
También es importante implementar acciones de prevención y control del fuego y la aplicación de las leyes. En caña de azúcar, se destaca el fomento de la cosecha en verde y el manejo de los residuos de cosecha, asociados a la necesidad de eliminar el empleo del fuego en las etapas productivas.
Simultáneamente, durante el proceso de la eliminación, difundir la aplicación de medidas preventivas para disminuir las posibilidades de avance del fuego accidental y/o vandálico en los cañaverales (limpieza de callejones y alambrados, brechas cortafuegos, etc.).
A su turno, los técnicos del Ingenio Tabacal expusieron sobre las distintas etapas para el abordaje del problema, desde la cuantificación y caracterización de los residuos, pasando por el desarrollo y la puesta en marcha de los sistemas para su recuperación, y la adecuación de su estado físico para su uso y distribución. De especial interés resultaron sus experiencias sobre cachaza, vinaza, cenizas de humos y grilla de caldera y basura de conductora, y su adecuación para utilizarlos minimizando el transporte y movimientos y mejorar la calidad y fluidez.
La concentración de vinazas en piletas de evaporación, con resultados que en las condiciones de Tabacal le permiten concentrar desde 13 hasta 26, 39 y 50°Brix, el secado y enriquecimiento de la cachaza en playas, la recuperación de cenizas de lavado de humos de caldera con un 95% de eficiencia, con bajos costos operativos y de inversión y los resultados ambientales, agronómicos y económicos obtenidos, fue destacada por los expositores.
En su exposición, Fadda puntualizó que, en dosis controlada, existen antecedentes de los efectos beneficiosos de la aplicación de vinaza en suelos y en el cultivo de la caña de azúcar. Pero se registran, también, antecedentes desfavorables por usos inadecuados, como ser dosis excesivas o sobre suelos no adecuados. Fadda repasó las características y la composición de las vinazas producidas en Tucumán y a su aptitud para su aplicación mediante el riego o como fertilizante y enmienda mediante la práctica de la fertirrigación.
Analizó también las condiciones edáficas e hidrogeológicas de las áreas cañeras y su relación con las prácticas de riego y la fertilización (potásica). Expuso metodologías para la determinación de las dosis de vinaza en función de características edáficas y los requerimientos del cultivo, tendientes a evitar los efectos desfavorables sobre suelos y producción. Señaló la necesidad de establecer monitoreos permanentes sobre suelos y aguas freáticas, que permitan suspender, rectificar y/o establecer rotaciones en las prácticas utilizadas.
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