24 Abril 2008
DISTENSION. En su forma de vestir y de hablar, Zaffaroni suele huir del formalismo característico de los jueces. LA GACETA/ANTONIO FERRONI
"El pasado debe ser materia de juzgamiento y, si corresponde, de punición. Pero no puede envenenarnos el presente, mucho menos el futuro de la vida política". De este modo terminante se pronunció anoche Eugenio Raúl Zaffaroni, ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en relación con la polémica que se desató por la confusa situación en torno de Luis Patti, cuyo posible desafuero evalúa la Cámara de Diputados de la Nación. El oficialismo impulsa esta posición, pese a un reciente fallo del alto tribunal, según el cual en 2005 no había motivos para rechazarle el diploma al ex comisario.
Cuando LA GACETA le preguntó si la posición de la Corte sobre la causa estaba en colisión con la política de derechos humanos del gobierno nacional, Zaffaroni lo negó con determinación. Se lo percibió en la voz. "No tiene nada que ver con esto. Además de que estaba el antecedente de (Antonio) Bussi, el problema es: ¿cuáles son las causas por las cuales se puede rechazar el diploma de un diputado electo? Desde el punto de vista de la mayoría de la Corte, en la Constitución están taxativamente enunciadas las causales y, en aquel momento (2005), no había constitucionalmente ningún motivo reconocido para rechazar el diploma de Patti", argumentó.
El procesamiento de Patti (por su actuación durante la dictadura militar) es es un hecho posterior, insistió el destacado penalista. "La discusión pasa por si se abre extensivamente esa lista taxativa, constitucional, se corre el riesgo de que las mayorías eliminen a las minorías", subrayó.
Dinámico activismo
Lejos del formalismo característico de los magistrados, Zaffaroni vestía de un sport casi deportivo, con una remera negra por fuera del pantalón. Así arribó a esta capital y hoy se dirigirá a Catamarca, donde disertará.
Relajado, tranquilo y muy dueño de sí, el jurista defendió el mecanismo procesal de las audiencias públicas, al que recurre últimamente la Corte en las causas de interés colectivo o institucional. "Es uno de los procedimientos para mostrar la cara y la actividad de la Corte", definió.
Aquel viejo latiguillo de que los jueces sólo hablan por sus sentencias -según Zaffaroni y entre sonrisas- fue superado hace mucho en el país. "Somos un poder del Estado y existe un control público sobre todo los poderes; también sobre nosotros", dijo.
Incansable recorredor del país, el jurista no teme a quienes critican a la Corte por su activismo, según él mismo lo definió. "Convocamos a dos conferencias de magistrados. Lo hicimos porque, como cabeza del Poder Judicial, nos corresponde tener un diálogo con todos los jueces de la Argentina, para que, de alguna manera, se sientan respaldados por la Corte", esgrimió.
Zaffaroni se mostró partidario de que, llegado el caso, la Corte pueda prorrogarles el mandato a los actuales jueces federales subrogantes (dos de ellos de Tucumán) hasta que se defina el sistema para cubrir los casos de acefalías. "Para no interrumpir el servicio de Justicia", manifestó.
Cuando LA GACETA le preguntó si la posición de la Corte sobre la causa estaba en colisión con la política de derechos humanos del gobierno nacional, Zaffaroni lo negó con determinación. Se lo percibió en la voz. "No tiene nada que ver con esto. Además de que estaba el antecedente de (Antonio) Bussi, el problema es: ¿cuáles son las causas por las cuales se puede rechazar el diploma de un diputado electo? Desde el punto de vista de la mayoría de la Corte, en la Constitución están taxativamente enunciadas las causales y, en aquel momento (2005), no había constitucionalmente ningún motivo reconocido para rechazar el diploma de Patti", argumentó.
El procesamiento de Patti (por su actuación durante la dictadura militar) es es un hecho posterior, insistió el destacado penalista. "La discusión pasa por si se abre extensivamente esa lista taxativa, constitucional, se corre el riesgo de que las mayorías eliminen a las minorías", subrayó.
Dinámico activismo
Lejos del formalismo característico de los magistrados, Zaffaroni vestía de un sport casi deportivo, con una remera negra por fuera del pantalón. Así arribó a esta capital y hoy se dirigirá a Catamarca, donde disertará.
Relajado, tranquilo y muy dueño de sí, el jurista defendió el mecanismo procesal de las audiencias públicas, al que recurre últimamente la Corte en las causas de interés colectivo o institucional. "Es uno de los procedimientos para mostrar la cara y la actividad de la Corte", definió.
Aquel viejo latiguillo de que los jueces sólo hablan por sus sentencias -según Zaffaroni y entre sonrisas- fue superado hace mucho en el país. "Somos un poder del Estado y existe un control público sobre todo los poderes; también sobre nosotros", dijo.
Incansable recorredor del país, el jurista no teme a quienes critican a la Corte por su activismo, según él mismo lo definió. "Convocamos a dos conferencias de magistrados. Lo hicimos porque, como cabeza del Poder Judicial, nos corresponde tener un diálogo con todos los jueces de la Argentina, para que, de alguna manera, se sientan respaldados por la Corte", esgrimió.
Zaffaroni se mostró partidario de que, llegado el caso, la Corte pueda prorrogarles el mandato a los actuales jueces federales subrogantes (dos de ellos de Tucumán) hasta que se defina el sistema para cubrir los casos de acefalías. "Para no interrumpir el servicio de Justicia", manifestó.
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