24 Abril 2008
UNA TAREA DIFICIL. Miroli desearía reunir a los padres para hablar sobre la prevención de las adicciones. LA GACETA/INES QUINTEROS ORIO
"¿Sabe reconocer si su hijo está bajo los efectos del alcohol o de la droga? Si usted sospecha que un hijo se droga, ¿qué haría?". Las preguntas sorprendieron a 160 padres tucumanos de diferentes estratos sociales. Y las respuestas dejaron boquiabiertos a los encuestadores. "No sé", contestó más del 90 % de los consultados a estas dos cuestiones del relevamiento realizado a fines del año pasado, cuyos resultados preliminares terminaron de procesarse hace pocos días en la Secretaría de de Prevención y Asistencia de las Adicciones de la Provincia.
Poco más del 90 % de los progenitores consultados tampoco sabe adónde acudir si su hijo consume estupefacientes. Ante la pregunta ¿qué cosas haría para que su hijo diga que no ante la oferta de drogas?, prácticamente un 100 % respondió: "no sé".
El relevamiento obligó a replantear las tareas de prevención que hasta ahora desarrollaba la cartera que dirige Alfredo Miroli. "No dictaremos más charlas en los colegios. Los chicos pueden hasta dar cátedras sobre las drogas y los daños que producen. Ahora tenemos que centrarnos en el rol de los padres, que son el pilar más importante para la prevención y están paralizados", expresó el funcionario, y reconoce que será una tarea muy difícil "juntar" a los padres, que siempre dicen "estar ocupados".
Otra de las barreras para la prevención, según Miroli, está relacionada con la presión que ejercen los progenitores y la sociedad en general para que se interne a los adictos en institutos de rehabilitación, que son como cárceles encubiertas. "Es más fácil para los padres no hacerse cargo de su rol y encerrarlos. Sólo en casos muy graves es necesario aislar al paciente; si no, no sirve esta terapia", opinó.
Al respecto, comentó que el esperado centro de internación "Las Moritas" se inaugurará en los próximos días, pero no cumplirá las expectativas de los padres que exigen hace tiempo que Tucumán tenga un centro para internar a los adictos. "Tendrá sólo 30 camas y recibirá pacientes mayores de 18 años, sin causas penales, y en muy grave estado. Será más que nada un centro de capacitación para profesionales", detalló.
Cuestión legal
Miroli, que ayer disertó en la mesa panel que se realizó en el Centro Cultural sobre "Despenalización del consumo de drogas", sostuvo que no está ni a favor ni en contra de esta nueva medida que analiza el Gobierno nacional. "Ya es casi un hecho. Falta que alguien le ponga la firma", dijo. No obstante, consideró que aún falta mucho debate sobre el tema a niveles técnicos.
El experto analizó dos puntos de vista acerca de la propuesta de eliminar la norma que penaliza la tenencia de drogas para uso personal, que actualmente obliga a los acusados a cumplir una condena que se basa en un tratamiento de su adicción. "Por un lado, la ley suena inconstitucional porque invade la vida privada de la persona que consume, que no causa un daño social con su actitud", remarcó. Además, señaló que tratar al consumidor como delincuente no ayuda a que los enfermos confiesen su problema y se sometan a un tratamiento. Pero por otro lado Miroli señaló que similares experiencias en otros países del mundo, como el caso de Alaska, demostraron que tras la despenalización el consumo de sustancias ilegales aumentó al doble y tuvieron que dar marcha atrás. "No me preocupa que los Juzgados estén abarrotados de causas por consumo de drogas. Sí me inquieta pensar que los hospitales se pueden desbordar por el incremento de casos de adictos. Creo que deberíamos probar la eliminación de la norma, pero retroceder en caso de que no funcione", opinó.
Poco más del 90 % de los progenitores consultados tampoco sabe adónde acudir si su hijo consume estupefacientes. Ante la pregunta ¿qué cosas haría para que su hijo diga que no ante la oferta de drogas?, prácticamente un 100 % respondió: "no sé".
El relevamiento obligó a replantear las tareas de prevención que hasta ahora desarrollaba la cartera que dirige Alfredo Miroli. "No dictaremos más charlas en los colegios. Los chicos pueden hasta dar cátedras sobre las drogas y los daños que producen. Ahora tenemos que centrarnos en el rol de los padres, que son el pilar más importante para la prevención y están paralizados", expresó el funcionario, y reconoce que será una tarea muy difícil "juntar" a los padres, que siempre dicen "estar ocupados".
Otra de las barreras para la prevención, según Miroli, está relacionada con la presión que ejercen los progenitores y la sociedad en general para que se interne a los adictos en institutos de rehabilitación, que son como cárceles encubiertas. "Es más fácil para los padres no hacerse cargo de su rol y encerrarlos. Sólo en casos muy graves es necesario aislar al paciente; si no, no sirve esta terapia", opinó.
Al respecto, comentó que el esperado centro de internación "Las Moritas" se inaugurará en los próximos días, pero no cumplirá las expectativas de los padres que exigen hace tiempo que Tucumán tenga un centro para internar a los adictos. "Tendrá sólo 30 camas y recibirá pacientes mayores de 18 años, sin causas penales, y en muy grave estado. Será más que nada un centro de capacitación para profesionales", detalló.
Cuestión legal
Miroli, que ayer disertó en la mesa panel que se realizó en el Centro Cultural sobre "Despenalización del consumo de drogas", sostuvo que no está ni a favor ni en contra de esta nueva medida que analiza el Gobierno nacional. "Ya es casi un hecho. Falta que alguien le ponga la firma", dijo. No obstante, consideró que aún falta mucho debate sobre el tema a niveles técnicos.
El experto analizó dos puntos de vista acerca de la propuesta de eliminar la norma que penaliza la tenencia de drogas para uso personal, que actualmente obliga a los acusados a cumplir una condena que se basa en un tratamiento de su adicción. "Por un lado, la ley suena inconstitucional porque invade la vida privada de la persona que consume, que no causa un daño social con su actitud", remarcó. Además, señaló que tratar al consumidor como delincuente no ayuda a que los enfermos confiesen su problema y se sometan a un tratamiento. Pero por otro lado Miroli señaló que similares experiencias en otros países del mundo, como el caso de Alaska, demostraron que tras la despenalización el consumo de sustancias ilegales aumentó al doble y tuvieron que dar marcha atrás. "No me preocupa que los Juzgados estén abarrotados de causas por consumo de drogas. Sí me inquieta pensar que los hospitales se pueden desbordar por el incremento de casos de adictos. Creo que deberíamos probar la eliminación de la norma, pero retroceder en caso de que no funcione", opinó.
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